Cuando uno lee o escucha el nombre Megadeth, la imagen de Dave Mustaine es lo primero que se nos viene a la mente, como también el entrañable Vic Rattlehead, presente en las portadas de casi todo el catálogo de la legendaria agrupación californiana. Pero más allá de la presencia omnipresente del colorín como compositor, cantante, guitarrista y, en algunos casos, productor, la figura del "otro" Dave también ha sido vital en estos más de 35 años en la carretera. Y es que Ellefson, además de sus virtudes ya probadas en las bajas frecuencias, ha marcado su carrera como el fiel 'escudero' de Mustaine desde sus inicios, allá en la década del '80 cuando tras ser expulsado de Metallica por sus problemas de adicción y convivencia, el controvertido músico decidió planificar su propia 'revancha'.
Quienes hemos tasado el documental televisivo "Behind The Music: Megadeth", de seguro nos llevamos más de alguna sorpresa respecto a cómo los dos Dave se conocieron, cuando el promisorio bajista de 18 años interpretaba "Runnin' With The Devil" de Van Halen al punto de hartar a un Mustaine con resaca -era que no- y, poco después, el propio 'vecino' Ellefson preguntándole por algún local donde comprar cerveza. También resulta llamativo el hecho de que Dave Ellefson se mantuviera firme como integrante estable durante los años en que el "Dave mayor" lidiaba con sus adicciones y Megadeth era una unidad totalmente fuera de control. Quizás nada nuevo a estas alturas, pero sorprende al tratarse de dos personalidades radicalmente distintas: un Dave que batallaba con sus demonios y frustraciones, y otro Dave que se mantuvo firme y puso el equilibrio en plena tormenta..
Originario de Minnesotta, David Warren Ellefson llegó a Los Angeles, California, para estudiar música. Bajista y músico prodigio, con 18 años llega a la gran urbe del Primer Mundo, pero su sueño inicial de convertirse en estrella de Rock da un paso adelante tras conocer a su vecino y futuro compañero de carretera. Su técnica con los dedos es exquisita y su camino a convertirse en músico de academia parece un hecho, al menos para sus padres. Cuando Dave Mustaine lo recluta, éste ejerce de tutor para que utilice la uñeta y practique el picking en su instrumento. Para "Dave junior", se trata tanto de un desafío como resultado de su fascinación por el naciente sonido Speed-Thrash que no tardaría en convertirse en revolución durante la década del '80.
Esta asociación no tardaría en convertirse en el símbolo de una agrupación que desde su debut con "Killing Is My Business... And Business Is Good! (1985), disipa toda dura respecto a la 'mala fama' que cultivaba Megadeth fuera del escenario. Los excesos a nivel de drogas en más de una ocasión terminan pasando la cuenta, quiebres y despidos incluidos, pero con placas de la talla de "Peace Sells... But Who's Buying?" (1986) y el supremo "Rust In Peace" (1990), Ellefson se consagra como músico influyente para toda una generación, al mismo tiempo que su participación en el andamiaje de la banda nos habla de un integrante comprometido, determinante en el despliegue técnico y, sobretodo, como factor fundamental en el trabajo creativo, aunque es sabido que el propio Mustaine, como compositor meticuloso y obsesivo, fue el hombre detrás de casi todas las las líneas de bajo y las secciones donde el instrumento destacaba con brillo propio.
A continuación, destacamos cinco canciones en que la mano de Dave Ellefson quedó inmortalizada tanto en la metralla del Thrash Metal como en otros subgéneros:
1.- "Peace Sells": La intro de bajo fue compuesta por Dave Mustaine, pero la ejecución de Ellefson resume el sonido retorcido con que Megadeth daba un paso adelante en sus inicios como baluarte de un movimiento musical que terminaría por reescribir los paradigmas del Metal.
2.- "Hook In Mouth": un bajo constante y simple en apariencia, pero suficiente como para darle la profundidad necesaria a una de las composiciones más subvaloradas dentro del catálogo de los californianos, con Mustaine sacando provecho a su particular voz nasal y las guitarras cediendo protagonismo a la base rítmica.
3.- "Take No Prisioners": el solo de bajo que Ellefson se despacha pasado el minuto y medio, el peak de una canción repleta de complejidad y vértigo, así como una prueba irrefutable de cómo una placa como "Rust In Peace" logra trascender por su sello, incluso a casi tres décadas de su publicación.
4.- "Five Magics": En una obra maestra como "Rust In Peace" hay para regodearse. El bajo martilleante del 4to track del LP editado en 1990, una delicia para quienes gustan del Metal implacable y, al mismo tiempo, con buen gusto.
5.- "Addicted To Chaos": si bien en esta pieza descuella con clase el desaparecido Nick Menza en los tarros, la labor de Ellefson resulta sobrecogedora. Detras de la aparente 'simpleza' podemos notar una muralla que respalda el andar guitarrero de la recordada dupla formada por Mustaine y Marty Friedman. Categoría al servicio de la música.
0 Comentarios