Una
cosa es volver con todo a los escenarios después del descanso, otra bien
distinta es cuando el retorno a las pistas incluye lo aprendido tras un periplo
de altas proporciones. Y en el caso de Frank's White Canvas, pareciera que su
paso por Europa hace un tiempo cayó como bálsamo para lo que sería su vuelta al
circuito en vivo local, en una versión renovada respecto a metas y espectáculo.
A eso apunta el dúo formado por Karin Aguilera (voz, guitarra) y Pancha Torés
(batería), al desafío que implica componer música que, pese a su ropaje 'pop',
cuenta con la fuerza suficiente como para remecer cimientos de todo tipo,
prácticamente sin discusión que ponga en duda una reputación ganada a pulso.
Por ende, hablar de "artista revelación" es poco respecto a lo que
pudimos presenciar el domingo pasado en Sala Metrónomo, local abarrotado por
una fanaticada que de a poco se multiplica en base a la magia que genera la
buena música.
Cualquier duda existente se disipa inmediatamente
con "Sleep, Work Eat", puntapié inicial con que el trueno sonoro de
FWC electriza todo alrededor. Música honesta y dotada de un buen gusto que
trasciende estilos de todo tipo, complementada por una vibra que acaricia el
alma como si te conociera de toda la vida en persona. Cómo puedes lograr eso?
No sabríamos explicarlo, y tanto "The Grey Devenir" como "I'm
Not Okay" aparecen para aportar en la construcción de esta fortaleza sin
fisuras ni puntos débiles, a pura categoría y profesionalismo nivel mundial.
Trabajo duro le llamamos acá pero ante el excelente sonido y el espectáculo
complementado por un notable juego de luces y los vestuarios adhoc a cada
pasaje, mejor dejar fluir la emoción sin ningún pudor.
"Play" y "Secret Garden"
culminan la 1ra parte del show, con Pancha Torés tatuando su firma en los
platillos en la primera canción y Karin dejando en alma en cada nota que
proyecta su voz en la segunda. Cinco cortes pasaron raudos, recién comenzando y
terminamos de rodillas ante tamaña muestra de calidad, sin necesidad de ningún
artilugio externo a lo que significa Frank's White Canvas en su esencia. Y esos
se agradece de corazón en este país que poco y nada suele creer en sus
verdaderos próceres, sea ayer u hoy; guitarra, batería y voz protagonizando un
show que responde a todas las interrogantes respecto a un fenómeno que empezó
como promesa y ahora descuella en las grandes ligas, como pasa con los grandes por
derecho propio.
Tras el breve interludio, con cambio de
vestuario incluido, "One By One", "Chandelier" y "Wake
Up" desfilan una tras otra para esparcir el poder terapéutico con que la
firma de FWC impulsa a alcanzar lo imposible. Dos personas sonando como si
fueran 5, de manera fluida y, al mismo tiempo, manipulando los hilos de su propio
universo con el dominio propio del libre albedrío. Y su fanaticada, en
crecimiento, se convierte en testigo y partícipe del nivel con que las Frank's se paran sobre un escenario y nos invitan al viaje sonoro con que los sentidos y
el alma se disponen a adoptar una nueva visión del mundo. Casi nada.
Así como el alto voltaje descargado durante
el set eléctrico, la emoción desgarradora de la sección acústica del show
resulta un momento obligatorio de purificación y consciencia. Que un corte como
"Damage" encaje como anillo al dedo en el despertar de un país
cansado del abuso y la injusticia, faltan palabras para describir las
sensaciones generadas in-situ. Un momento necesario como la siguiente "Not
Enough" -debut en vivo- y su mensaje para quienes creemos que los sueños
se cumplen, contra y contra todos. Pancha en la guitarra acústica y Karin en la
voz, ambas construyendo una atmósfera íntima y estableciendo la cercanía
suficiente para reafirmar el lazo entre música y humanidad, como viene siendo
desde sus inicios a comienzos de la década que se nos va. Y rematando en lo
alto, "Tuesday Morning" y su dedicatoria a quienes sabemos que la
pérdida de un amigo del reino animal provoca dolor como la de cualquier ser
querido. Por cierto, da igual el idioma de las canciones cuando la música se
desnuda al punto de provocar en nosotros esas sensaciones, algo que muchos
intentan y pocos logran como lo hace FWC, sea en directo o en vivo, eléctrico o
acústico.
Llegando a la recta final, otra tripleta de
alta factura, con una sorpresa entre medio. Porque el fuego rasante de
"Let It Go", le sigue "Nobody Come", una sorpresa con que se divisa el nuevo album a la vuelta
de la esquina, mientras mantiene la coherencia de un set lisa y llanamente
demoledor. Y para el cierre, la potencia conmovedora de "Good Rebel"
, a estas alturas un clásico que destaca como tal en los directos de Frank's
White Canvas y cuyo efecto en vivo no cesa de hacer temblar la médula ósea. No
puede ser de otra forma cuando estamos ante una propuesta inclasificable,
repleta de vanguardia y transparencia sin recurrir a ningún cliché. Nunca es
suficiente para las Frank's; cuando hay sueños de por medio, el Jardín Secreto
se dispone a compartir sus misterios con el mundo y la galaxia.
Fotos: Antonia Bisso
Escrito por: Claudio Miranda
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