Cuando se
anuncia un nuevo disco de una banda que tiene la etiqueta de “leyenda” o “clásica” tiendes a emocionarte, más si esa banda te trae tan
buenos recuerdos, debido a que se atesoran momentos y discos increíbles, y esperas que su ejecución
este a la altura de la etiqueta impuesta. Con Sepultura pasa todo lo contrario,
desde hace varios discos atrás que, ya no solo no generan esa ansiedad por
descubrir lo nuevo que nos traen, sino que, además, provoca un efecto contrario, pues se espera que la banda deje de tratar de desmarcarse del sonido clásico de la
época Cavalera y se pongan a hacer el Thrash Metal que tantos fans esperan ya
hace años.
De esta
manera han circulado disco tras disco: Kairos (2011), The Mediator Between
Head and Hands Must Be The Heart (2013), Machine Messiah (2017), los que si bien no presentan un material totalmente malo, como si lo fueron sus antecesores, adolecen
de un mal peor, ser totalmente olvidables. No creo que nadie, aparte de los fans más acérrimos, recuerde temas de estos últimos discos aparte de los sencillos
promocionales.
Con estos
antecedentes sobre la mesa, el anuncio de "Quadra" no tuve la expectación de los anteriores albumes, mucho menos fue realmente esperado, y sinceramente nadie le importaba mucho, claro sería Sepultura repitiendo una vez más la historia desde hace casi 22 años. Todo esto tomó un giro cuando, al
liberar sus primeros singles, logra llamar la atención con un sonido thrasher que había regresado.
Con la
formación que ha repetido desde hace varios años, Sepultura presenta un disco que, en palabras del propio Kisser, se tratara de un álbum conceptual que abordar el tema de las reglas (morales, sociales, legales), como estas influyen en como vivimos y nos
comportamos, tanto en nuestra esfera personal y en sociedad, y como son dictadas por el dinero, que se vuelve pieza fundamental en este mundo
de reglas.
El comienzo
no puede ser más esperanzador y fuerte, con “Isolation” que luego de una
intro instrumental nos ataca con un Thrash Metal actualizado, con una ejecución
maestra que muchas bandas modernas envidiaría, dando muestras de esa
agresividad en los riffs de Kisser, una batería totalmente explosiva, y una voz irreconociblemente potente de Green. Luego, y sin aviso previo, nos transportan a la época del Chaos A.D. (1993) con “Means To an End”, donde vuelven la batería con ritmos tribales,
riffs más Grooves/Thrash, sin quitar ese ataque al momento de tocar. Así
pasamos a “Last Time” que mantiene todo esto, pero incorpora un arreglo
hecho con coros desde mitad del tema. Totalmente inesperado este inicio, lo que es una grata sorpresa.
A
partir de este momento el álbum toma un rumbo totalmente distinto, y baja mucho
su intensidad thrasher inicial, para presentarnos “Capital Enslavement” un
tema que pareciera pertenecer al Roots (1996), con un sonido y ritmo indígena
de sus raíces brasileñas, mezclado con un arreglo de violines que le queda
excelente, sin perder una potencia claramente Groove. El tema “Ali” sigue
la misma línea, pero su gracia es que nos trae muestra de la mente creativa de Kisser
al momento de tocar su guitarra, es así como en pasajes encontramos sus mejores riffs en mucho tiempo.
Con “Raging Void” parecen estar buscando un nuevo sonido, más exótico y experimental, con
un coro que quiere sonar melódico. Una intro acústica nos dan el inicio de“Guardians
of the Earth”, que presenta coros que rosan el canto gregoriano, los cuales
acompañaran en ciertas partes a una canción que continua con el sonido de las
anteriores, pero que busca ser aún más melódica que el track anterior.
Llega
el momento de un tema instrumental, “The Pentagram”, una pieza más
cercana al progresivo, con cambios en el tempo y con riffs que van desde lo
rápido de Thrash Metal, hasta solos armónicos acompañados en todo momento de una batería
ejecutada a la perfección.
Con
su pieza “Autem” vuelve al sonido de Roots, donde el sonido autóctono
brasileño sigue estando muy presente, con pasajes que se asemejan a una ceremonia
nativa, a través de una guitarra que, con efectos variados, se hace acompañar de una percusión hecha con tambores
que quedan a la perfección.
Para
preparar el final del disco se nos presenta “Quadra” un tema instrumental
introductorio a“Agony of Defeat” la canción más larga del disco, lenta y
que marca la picada definitiva del
disco, debido a que se aleja bastante de todo lo anteriormente escuchado, mostrando una
cara mucho más alternativa y experimental que, si bien cuenta con un arreglo
orquestar bastante interesante, no logro entender, ni como fan ni en la línea musical que vienen trabajando a lo largo de los ya 10 tracks, que esté en un disco de
Sepultura, de esta manera el tema se vuelve realmente prescindible.
El
disco concluye con “Fear, Pain, Chaos, Suffering” que nos presenta una
colaboración con Emmily Barreto (vocalista de la banda de rock alternativo
brasileña Far From Alaska), que, siendo sincero, es lo único realmente
importante de tema, porque adolece de lo mismo que el tema anterior, ser prescindible
y caer en lo que dije al principio, ser parte de esa gran caja de temas
olvidables de Sepultura.
A
modo de conclusión, Sepultura ha logrado, de cierto modo, redimirse luego de más de
20 años de sacar disco tras discos de los que solo sacamos un par de temas
destacables y el resto al olvido. La propuesta es bastante interesante, el
álbum tiene de todo, tiene un Thrash Metal moderno ejecutado a la perfección,
tiene piezas similares a la época de Chaos A.D. con un sonido más
cercano al Groove, tiene esa mezcla que los caracterizó en su experimental
álbum Roots. Además, esos arreglos orquestales en muchos
temas y la inclusión de teclados ambientales fueron ideas innovadoras muy acertadas.
En sus aspectos individuales, Andreas Kisser logró sorprendernos con riffs tenía bien guardados y se notan excelentemente trabajados, junto al legendario bajista Paulo Jr. Respecto a la voz, Derrick Green que por fin ha demostrado porqué merece estar en esta Banda. Si bien son 22 años tarde, pero al menos lo hizo. En cuanto a la batería y percusiones, Eloy Casagrande se lució, una espectacular ejecución, siendo esto uno de los puntos destacables del disco.
En sus aspectos individuales, Andreas Kisser logró sorprendernos con riffs tenía bien guardados y se notan excelentemente trabajados, junto al legendario bajista Paulo Jr. Respecto a la voz, Derrick Green que por fin ha demostrado porqué merece estar en esta Banda. Si bien son 22 años tarde, pero al menos lo hizo. En cuanto a la batería y percusiones, Eloy Casagrande se lució, una espectacular ejecución, siendo esto uno de los puntos destacables del disco.
Ahora,
si bien el álbum baja la intensidad al primer cuarto del disco, es totalmente
disfrutable, salvo las últimas 2 canciones que sobran, y hacen que el disco no
cierre de la mejor manera, pero eso no quita que ese álbum sea de lo mejorcito
en 2 décadas de Sepultura. No es la maravilla que muchos han dicho, pero sí es
una muestra que la agrupación brasileña puede hacer bien las cosas, sin que nadie esperara
nada de ellos. Creo que este disco tiene piezas que serán recordadas y
que merecen integrar su repertorio en vivo.
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