¿En qué se parece Black Flag a King Crimson? Es probable que la primera respuesta que se nos venga a la cabeza sea el hecho de ambas agrupaciones, a pesar de la "diferencia" de estilos, son encabezadas por su guitarrista y responsable del distintivo sonoro de cada una. Por otro lado, la coincidencia deja de serlo cuando ahondamos en las discografías de las dos bandas mencionadas y nos encontramos, por ejemplo, que "Obliteration", el 5to track perteneciente al tremendo "Slip It In" (1984) denota la enorme influencia de la legendaria británica liderada por Robert Fripp de manera natural y probando que las etiquetas pesan cero cuando hay una firma destinada a hacer escuela. O al menos esa era la visión de Greg Ginn, un músico nacido en Arizona y cuyo compromiso artístico durante más de 4 décadas alcanzaría ribetes insospechados dentro y fuera del punk y sus derivados.
Inevitable, para quien escribe, la mención a Crimson porque, además del fanatismo, también está ese deseo por hilar fino y descubrir, por ejemplo, que Black Flag procreó un estilo personal y determinado al momento de dar el siguiente paso. Desde sus inicios en 1976, el fanatismo de Ginn por Black Sabbath se complementa con el ideal anárquico que la banda californiana predicaba al punto de desconcertar a quienes esperaban en ellos a los nuevos Ramones. Un símbolo anarquista con cuatro barras y el nombre de la banda inspirado directamente en una marca de insecticida americana, dando cuenta del humor negro con que estos tipos hacían ruido entre sus pares. Blues, jazz, algunos rasgos de Metal y música con patrones rítmicos de alta complejidad. Todo tiene cabida en un espectro sonoro que hace y deshace a su gusto sin rendirle cuentas a nadie.
No fue fácil, por supuesto, para Greg Ginn conformar una agrupación estable. Antes del primer LP, "Nervous Breakdown (1979) y "Jelous Again" (1980) ya lograban voltear las miradas del underground estatal, pero la inestabilidad interna era un bache complicado de sortear. Keith Morris, el cantante original, dejó su marca de demencia y energía ilimitada en "Nervous...", pero tanto las diferencias musicales con Ginn como sus problemas de adicción le obligaron a partir para después romperla al frente de Circle Jerks. Ron Reyes ingresó para el siguiente EP, pero ese mismo año dejaría la banda en una situación peculiar: en medio de una presentación, y ante la hostilidad volcánica del público, se retira dele scenario y firma su renuncia inmediata. Black Flag, de pronto sin cantante, recluta a Dez Cadena, un fan que pese al entusiasmo, desnuda al poco tiempo su falta de preparación vocal. Cadena permanece como guitarrista rítmico, pero sería la llegada de otro fan de los Flag quien cambiaría el curso de todo. Su nombre era Henry Rollins, un roadie de 20 años que ya estaba metido en el punk y cuyo interés por la pandilla de Ginn y cía surgió tras escuchar una copia del "Nervous Breakdown" que le regaló un amigo en 1980, unos meses antes de integrarse defintivamente.
El ingreso de Henry Rollins va mucho más allá de la historia del fan entusiasta que cumple un sueño. La energía en los directos y la experiencia acumulada siendo apenas un adolescente, cimentaron la reputación de un frontman que le dio a Black Flag un nombre relacionado directamente con el peligro en su forma más gráfica. Una serie de presentaciones incendiarias bastaron para que el 1er LP titulado "Damaged" (1981) se convirtiera en testimonio revelador de la metralla de caos y anarquía con que el Hardcore-Punk asomaba para llevar el "one-two-three-four" de Ramones al otro nivel: menos vacilón, más sucio y sarcástico, sin pelos en la lengua y con más bolas, literalmente. Por supuesto, el LP debut fue editado por SST, el sello fundado por el propio Greg Ginn y su aporte a la música independiente se traduciría en la contratación de diversos conjuntos con propuestas inusuales en aquellos años. Saint Vitus, Screaming Trees, Dinosaur Jr y Meat Puppets son solo algunos de los nombres fichados durante la década del '80 por la compañía que le valió a Ginn el rótulo de pionero y artífice de una serie de movimientos artísticos y culturales que estallarían abriendo el decenio siguiente.
Entre el interés de Greg Ginn por el jazz fusión y la psicodelia lisérgica de Jimi Hendrix, y la evolución de Rollins del enfrentamiento físico con los fans a la interacción dinámica, "My War" y "Slip It In" llegaron en 1984 como componentes de una dupla discográfica dispuesta a romper moldes entre sus contemporáneos. Mientras el 1ro consistiría en un manual que el Sludge Metal de los '90 seguiría al pie de la letra, "Slip It In" le daba la mano con naturalidad a una generación de la que el punk renegó en un comienzo, pero dándole nuevos bríos al estilo hasta convertirlo en algo más trascendente que una etiqueta o cualquier cliché relacionado. Así fue como Black Flag logró su identidad definitiva, adoptando una serie de elementos que potenciaron su propuesta inicial hasta convertirla en estandarte de la anarquía como filosofía de trabajo.
Desgraciadamente, y a pesar de que "In My Head" (1985) le dio la razón a Greg Ginn sobre la evolución como paso natural, las tensiones en la interna fueron letales en lo que sería el quiebre, allá en 1987. La falta de compromiso por parte de algunos integrantes que dejaron de ver la música como interés primordial, así como los apuros económicos y materiales que terminaron por apremiar las ganas de girar y tocar en vivo, derivaron en la renuncia de Greg Ginn a la banda que la que fue mentor y motor desde sus inicios. Recién en 2012, Black Flag retornó con una agrupación totalmente distinta, pero con Ginn recordándole a todo el mundo que el compromiso siempre ha estado ahí, contra viento y marea. Y eso es lo que tendremos en cuestión de días por estos parajes: un primer encuentro con la institución definitiva de la autogestión.
Black Flag debutará en nuestro país este 6 de Marzo, en el Arena Recoleta a partir de las 18 horas. Quedan pocos tickets y los puedes adquirir en este enlace!
Escrito por: Claudio Miranda
0 Comentarios