#DeCulto - "Zona Thrash": La importancia de D.R.I. a la música extrema


Para quienes crecimos con la música extrema en nuestros Walkman o reprodcutores mp3, D.R.I. es un nombre obligatorio. El espíritu nihilista del Hardcore-Punk, fue vital para que la revolución del Thrash Metal en la década del '80 alcanzara sus cotas de transgresión y bestialidad hasta más allá de lo permitido, salpicando todo alrededor y arremetiendo siempre contra el status quo en todas sus formas. Para quien escribe, el cassette del "Thrash Zone", pirateado en una cinta TDK por uno de sus lados, significa más que un recuerdo adolescente del liceo; está sonando más fuerte que nunca en una sociedad cada vez más alienada y poco empática, con el estrés laboral al acecho y las ganas de mandar todo a la cresta debido a la frustración personal.
  Son esos sentimientos de rabia y decepción los que nos vuelcan hacia esta música que nos permite canalizar el enojo hacia todo lo que nos oprime a diario. Puede sonar cliché y todo lo que digan, pero en el caso de los nacidos en Houston ese principio está latente en el estudio y en los directos por igual. Quizás comparable a Slayer, Exodus, Suicidal Tendencies o los mismos Anthrax, pero agarrándote de las pelotas de una, sin una cuota de misericordia y dejándote con ganas de más... si te atreves.
  Originarios de Texas, resulta llamativo que Kurt Brecht (voz) y Spike Cassidy (guitarra) adoptaran ese nombre luego de que el padre del primero se refiriera de manera despectiva al ruido grasiento que salía del garage donde ensayaban estos adolescentes. Sucios, podridos e imbéciles. Lo peor de lo peor, ignorando con la soltura propia de los capos a la crítica especializada que los denigró desde el comienzo, cuando el EP/LP "Dirty Rotten" (1983), editado por la banda de manera autónoma y grabado apenas 4 meses de empezar a tocar juntos. Un poco más de Metal podemos notar en el siguiente "Dealing With It" (1985), mientras que el disco "Crossover" (1987) contribuyó a darle nombre a un nuevo género, uno que se encargó de unir mundos distintos en apariencia pero con el mismo sentimiento de odio hacia la autoridad de cualquier tipo.
    Ante la tercera visita de los estadounidenses a la vuelta de la esquina, destaco tres razones que explican la influencia de Dirty Rotten Imbeciles como un fenómeno transversal en la música extrema:
1.- Un sonido que resume lo más pútrido de la humanidad y al mismo tiempo, capaz de encajar con el Metal Extremo sin perder su coherencia. Cuestión de tasar el salto desde el debut hasta "Thrash Zone", el peak creativo de los de Texas.
2.- Quienes le hemos dado duro al VHS con el fundamental "Live At The Ritz", sabemos que como espectáculo, D.R.I. inunda hasta el último rincón de mosh y slam. La hecatombe total, no apto para gente grave y 'pasarla bien' es una consigna que adquiere proporciones demenciales.
3.- Pese a lo inestable de sus alineaciones durante casi cuatro décadas de carrera, el binomio Bretch-Cassidy grafica hasta hoy el significado de la música violenta para los tiempos violentos. Juntos han estado en todas, pasando también por la irregularidad en los '90, cuando el género ya estaba de capa caída a nivel comercial. Pero han estado ahí, firmes a sus convicciones y manteniendo en pie un legado atemporal por mérito propio.
4.- Si Anthrax personifica el desastre -musicalmente hablando-, D.R.I. lo triplica hasta superar por lejos los límites de lo permitido. Desde Napalm Death hasta Municipal Waste, saben perfectamente que de eso se trata todo esto.
5.- Violencia sonora y minimalista en toda su forma. No mucho que agregar tomando en cuenta que su repertorio clásico mantiene la ira juvenil de antaño sin volverse una autoparodia.
D.R.I. se presenta en nuestro país este domingo 8 de Marzo, a las 20 horas. Entradas disponibles en este enlace.

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