En plena cuarentena, y con una pandemia que, además de amenazar nuestra salud, nos tiene privados de disfrutar de la música en vivo desde hace casi 1 mes, resulta necesario repasar y recomendar esos registros en directo de ayer y hoy. Consagrados y promesas que se concretan, los que han pisado un escenario chileno y los que estamos esperando que se acuerden de nosotros apenas se termine esta crisis que nos afecta a todos por igual a lo largo del globo.
Precisamente, y agradeciendo la tribuna que se me otorga para escribir cuando el tiempo y las ocupaciones lo permiten, me tomé estos días de encierro obligado para repasar los mejores momentos de un programa de TV de culto para todo melómano declarado. Hablamos de Rockpalast, programa musical que se emite desde la década del '70 y cuyas maratones de música en vivo lo hacen el último gran bastión en plena era del streaming y los megafestivales. Más de cuatro décadas jugándosela por exponer a los conjuntos y artistas más importantes del mundo, otorgándole un lugar merecido a quienes tienen algo que decir en estos tiempos en que se tiende a creer que "todo está hecho".
Fundado en 1974 por el periodista y productor Peter Rüchel, Rockpalast se transmite desde sus inicios a través de la señal de WDR (Westdeutscher Rundfunk Köln), una de las cadenas de TV más grandes de Alemania. Tras la 1ra transmisión en 1974 de unas presentaciones de Electric Light Orchestra y Lynyrd Skynyrd en Hamburgo, fue cuestión de tiempo para que el programa levantara vuelo en horario nocturno, con coberturas profesionales en vivo y en directo, siendo la 1ra de ellas el concierto del legendario guitarrista irlandés Rory Gallagher en 1977. De ahí en adelante, y bajo el pseudónimo de "Rocknatcht", la música en vivo obtuvo un sitial de honor en la 'caja chica', abarcando Alemania y toda Europa con una o dos jornadas de trasnoche al año. Una costumbre de 'otros tiempos' que se preserva hasta hoy, donde la historia y el presente convergen en favor de un futuro esplendor, en muchos casos cubriendo festivales al aire libre y documentando presentaciones destinadas a convertirse en testimonios de una era.
La lista es extensa e interminable, sobretodo porque abarca todo tipo de estilos: rock n' roll, hard rock, metal, blues, jazz, alternativo, psicodelia, progresivo, punk, indie, etc. Por eso hemos seleccionado 15 presentaciones que resumen la historia del rock y la (mejor) música popular durante más de cuatro décadas hasta hoy, a lo que sugerimos guardar este enlace y amenizar el panorama nocturno en casa:
Peter Gabriel (1978)
Casi 3 años después de abandonar Genesis, Peter Gabriel despega como solista y, para 1978, su 2do disco homónimo -conocido como "Scratch" por su singular portada- denota una personalidad adolescente pero no por ello menos sólida que el resto de su catálogo. El álbum no obtiene el mismo éxito receptivo del debut editado el año anterior, pero los directos de Gabriel proyectan una mezcla entre genio y demencia que conformarían su marca registrada. Por ende, su show en Rockpalast es un documento de alta prioridad para los seguidores del cantante y activista inglés desde sus inicios, la que incluye una enérgica versión de "The Lamb Lies Down On Broadway", una de las últimas referencias en vivo a su ex-conjunto.
The Police (1980)
Con "Reggata De Blanc" (1979) recién salido del horno, The Police echó fuego como nunca antes ni después. El primigenio "Outlandos d'Amour" (1978) daba indicios claros de una carrera prometedora, pero a pesar de lo inspirado en que se encontraba Sting como ideólogo y compositor, sería con el siguiente LP que el baterista Stewart Copeland y el guitarrista Andy Summers completarían el cuadro con sus credenciales técnicas al servicio de un estilo único y atemporal. Su presentación en Rockpalast es de antología y debiera ser considerada una clase magistral para todo músico, así como un deleite para el melómano más exigente.
Killing Joke (1985)
Jarnada de tiro largo, con los recién reunidos Deep Purple como acto principal en Lorelei en agosto de 1985, y un cartel inclasificable tomando en cuenta, además, la presencia de unos jovencísimos Red Hot Chili Peppers y el experimentado George Clinton. Pero si es por destacar entre esos nombres uno que ya se ubicaba en el techo del mundo, Killing Joke respondía a aquello con razones de sobra. "Night Time", el 2do LP con Paul Raven en el bajo, le daba a los británicos el éxito a nivel planetario y contaba con el respaldo de un espectáculo ligado al shock del apocalipisis retratado por el infalible Jaz Coleman en sus textos. Disonante, misterioso, chocante de principio a fin, Killing Joke se convirtió en una potencia a la que ni el declive mediático -ni las constantes idas y venidad de integrantes- pudo minar. Post-Punk, industrial, electrónica... Killing Joke tiene un estilo que en vivo alcanza la inmortalidad propia de toda escuela de vanguardia.
Soundgarden (1990)
A fines de los '80, meses antes del batazo con "Badmotorfinger" (1991), y cuando nadie se imaginaba un golpe catatónico como el de "Superunknown" (1994), Soundgarden ya daba que hablar gracias a su genuina mezcla de Blues-Metal, psicodelia y Hardcore-Punk. "Ultramega OK" (1988) y "Louder Than Love" (1989) situaban a los de Seattle como una agrupación de culto en el underground americano antes de la explosión grunge en 1991. En plena era de los cabellos cardados y el spandex, el tándem Cornell-Thayill-Yamamoto-Cameron redefinía una serie de principios que recuperaba la pureza del Rock en toda su forma, primando la pasión y la calidad por sobre la imagen impuesta por MTV. Por lejos, su presentación en Dusseldorf en abril de 1990, en el marco del festival Rock Life, es demoledora y hace gala de una urgencia irrepetible.
Tiamat (1995)
En 1994, "Wildhoney" apareció para cambiar el rumbo de Tiamat y, de paso, gran parte del Metal Extremo en Europa. La exquisita combinación de brutalidad y psicodelia derivó en una fórmula de vanguardia y exploración un lustro antes de que sus compatriotas de Opeth alcanzaran la cima como LA agrupación del estilo. La obra maestra de los suecos, por supuesto, no tenía empacho en descubrir ante todo el mundo su fanatismo acérrimo por Pink Floyd, lo que podíamos apreciar en los directos promocionales, allá en 1995: En medio del "Wildhoney" interpretado casi por completo, también se daban el lujo de interpretar una versión magistral de "Set The Controls For The Heart Of The Sun", dejando en claro que el abrupto "cambio" de su distintivo sonoro era, en realidad, el paso natural hacia el siguiente nivel.
Monster Magnet (1995)
De la misma edición del festival Rock Life, además de los mencionados Tiamat y otras bandas, también destacar a Monster Magnet ascendiendo hasta el infinito en 1995, cuando "Dopes To Infinity" llegó de entrada para establecer los términos del Hard Rock más lisérgico y puñetero. Con el capo de Dave Wyndorf a la cabeza, los de New Jersey se anotaron como referentes indiscutidos del Blues-Rock con matices espaciales, muy en la vena de instituciones como Hawkwind, Black Sabbath circa 1971-72 y el Pink Floyd pre-Dark Side. A eso y más apuntaba el cuarteto en esos años, reflejando la peligrosidad de su firma en esos directos repletos de caña y puñete como debiera ser.
Muse (1999-2001)
Despegando en el anochecer de los '90 y rompiéndola de una comenzando el nuevo milenio. Difícil encontrar otras palabras para un conjunto de la talla de Muse, la banda más exitosa que haya concebido Gran Bretaña en las últimas dos décadas y cuyo estilo se levantó con la insolencia propia de los grandes gracias a los notables "Showbiz" (1999) y "Origin Of Symmetry" (2001). Antes de llenar estadios y arrebatarle el título de "la banda más grande del mundo" a U2, el power-trío originario de Devon ya dictaba cátedra de originalidad y buen gusto tanto en el estudio como en vivo, y precisamente son sus directos los que llamaron la atención de un público que no distingue edad ni preferencias personales. La grandilocuencia de Queen, la versatilidad de Depeche Mode y la sensibilidad de Radiohead convergen en una identidad que abre puertas infinitas hacia lo transversal.
Spock's Beard (2000)
Un deleite y deber para todo amante de los sonidos progresivos cuando hablamos de Spock's Beard, agrupación de culto dentro del género. A lo mejor no gozaron del mismo éxito mediático que sus colegas de Dream Theater, pero la publicación del álbum "Day For Night" (1999) marcaba la ruta de una trayectoria que respondía, en ese tiempo, a la voluntad de Neal Morse como genio conceptual y compositor principal un lustro antes de que sus conflictos espirituales le obligaran a abandonar la banda de la que fue cerebro y voz desde el comienzo. Dos detalles curiosos a considerar en esta presentación: primero, fue una de las pocas actuaciones en que pudieron presentar un set extendido a una hora, ya que como teloneros de Dream Theater en esa época, normalmente no pasaban de los 45' sobre el escenario en plena gira. El otro detalle es la presencia inusual del bajista George Pappanasto, quien ocupó en esa jornada el lugar del titular Dave Meros. Pappanasto moriría unos meses más tarde, a causa de un tumor cerebral.
Fu Manchu (2002)
Tras la grabación y lanzamiento de "California Crossing" (2001), Brant Bjork abandona el barco para centrarse en su carrera solista y su reemplazante se encuentra en las baquetas de Scott Reeder -no confundir con el otrora bajista de The Obssesed y Kyuss-, quien se prepara para una gira de ribetes mayores, incluyendo parada obligatoria en Alemania, antes de entrar al estudio para grabar el excelente "Start the Machine" (2004). La actuación en Rockpalast de los californianos fue documentada para refregarnos en la cara la importancia del riff en su forma más efectiva y contundente. Punk, rock duro e intrépido, con toda la caña del mudo y siempre al ataque, a Fu Manchu le bastaba, al menos en esa época, poco menos de 40' para arrasar con todo en base a riffs de alto octanaje y letras repletas de diversión, borracheras y experiencias de todo tipo.
Joe Bonamassa (2009)
En un mundo en que los Clapton, Page, Beck, Green y Vaughan parecen relegados al recuerdo de una era (?), Joe Bonamassa aparece como un relevo hecho grandeza. El blues-rock de la vieja escuela se siente refrescante en manos de un exponente que nace en el homenaje a los próceres y despunta en su propio terreno sin renegar de sus raíces. Asumimos que los apellidos mencionados y otros de la misma estirpe son irreemplazables, pero es cosa de tasar su presentación en Rockpalast en 2009 para ser testigos de cómo los sonidos del alma brillan más que nunca con su "nuevo" guardián. Y lo mejor de todo, en en un ambiente ideal para disfrutar de esta música que destila licor y pasión a destajo, con el nuevo maestro exhibiendo sus cualidades en cada nota interpretada. A pura sangre, sudor y blues.
Samsara Blues Experiment (2012)
El underground de Alemania, desde hace poco más de una década, tiene en Samsara Blues Experiment un representante fiero y determinado hasta la médula. Con un estilo que reivindica la psicodelia y el blues lisérgico como elementos esenciales, el grupo comandado por el guitarrista y cantante Christian Peters se da hasta el placer de incorporar una buena dosis de krautrock a su firma, resultando en una propuesta a prueba de toda etiqueta y con la consistencia suficiente para sumergirnos en una dimensión de caos y lujuria hasta las fronteras de lo prohibido. Aplastante, coherente con su propósito y expandiéndose como una peste letal y sin espacio para la duda cuando se trata de concebir en vivo un sonido que no sabe de límites en su rango de alcance.
Baroness (2013)
Cuando apareció el doble "Yellow & Green" (2012), el debate fue inevitable respecto a esta versión de Baroness mucho más accesible y ambiciosa a la vez. Pero para el combo liderado por John Dyer Baizley, los directos fueron determinantes para disipar las críticas respecto a la apuesta tomada tras el apabullante éxito de los anteriores "Red Album" (2007) y "Blue Record" (2009). Cuando se trata de expandir un estilo propio hacia fuera de lo 'permitido' todo es posible y más aún cuando la emoción aflora como motor y base. Cuestión de tasar la presentación en el festival Westend como prueba irrefutable de estos Baroness que se la juegan por sus principios cuando se trata de recrear en la música los paisajes y seres mitológicos que su mente maestra ilustra para convertirlos en arte.
Blues Pills (2013)
La decisión del bajista Zach Anderson y el baterista Cory Berry de dejar Radio Moscow obedeció al complicado temperamento del "jefe" Parker Griggs y, sobretodo, al componente indicado que encontraron ambos para ejercer en su propio terreno: la voz de la sueca Ellin Larsson. La apuesta era arriesgada pero dio frutos de inmediato, por lo que Blues Pills, en menos de un año, destacaba tanto por la calidad de su material discográfico como por la potencia con que sus directos se volvieron leyendas del presente. Con los EPs "Bliss" (2012) y "Devil Man" (2013) bajo el brazo, y el debut homónimo cocinándose a fuego lento para ver la luz en 2014, bastó con el registro de su actuación en Rockpalast de 2013 para despejar toda duda en torno a una promesa con la seriedad propia de la experiencia. Y si bien el mítico programa registraría su presentación como parte del Rock Hard Festival en 2017 -en el marco de la promoción del tremendo "Lady Gold"-, el registro de 2013 se erige como una muestra de la arrolladora personalidad con que Blues Pills se ganó un lugar de honor a pura categoría.
Satyricon (2018)
Cuando una banda con la trayectoria de Satyricon hace de la evolución una filosofía, hay que estar preparados para lo que se venga. Casi tres décadas de carrera se resumen en un espectáculo de vanguardia y supremacía en el sentido literal, con Satyr y Frost al frente de una institución enfocada en el desafío constante, como pudimos apreciar, nuevamente, en su más reciente placa titulada "Deep Calleth Upon Deep" (2018). Como uno de los actos principales del festival Summer Breeze, todas las virtudes mencionadas amplifican su poder el triple para revelarnos los misterios de un estilo único, dentro y fuera del propio Black Metal. Rutilante y sobrecogedor, Satyricon exhibe en sus directos un nivel fundamentado en la elegancia y la integridad artística, al mismo tiempo que la maestría con que se adueñan de cualquier escenario supera todo análisis.
Monolord (2019)
Los riffs monolíticos que concibió Tony Iommi hace medio siglo parecen estar en manos seguras durante la década que se nos va. Y tratándose de los suecos de Monolord, la música pesada vive uno de sus capítulos más apasionantes gracias a un sello que se renueva con efectividad a prueba de todo proyectil. La amargura sónica que proyecta el trío en sus directos es abrumadora y su groove hipnótico hace de la repetición un arma infalible. "No Comfort" (2019), su última placa editada hace unos meses, señala la consolidación de un estilo que, pese a su poca novedad, transmite honestidad y frustración por toneladas, lo más cercano al horror cósmico con que nuestras pesadillas más horrendas se convierten en películas de terror psicológico, con el soundtrack indicado. Y en el contexto del festival Freak Valley -con un cartel que incluye a Yob, Brant Bjork y God Is An Astronaut... casi nada!-, sus directos conforman una experiencia soñada para todo amante de los riffs, y sobretodo, la tradición de la escuela sabbáthica.
Claudio Miranda
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