Egregor es una banda nacional que se impuso con fuerza en la escena, no sólo porque tenían una propuesta que cautivó al público santiaguino, sino porque entraron de lleno con la potencia de su disco Karma.
Hoy el conjunto del norte de Chile está de regreso con un trabajo mucho más introspectivo llamado Pachakuti, inspirado por la cosmovisión andina y que se vuelve un grito de guerra en el convulsionado Chile que tenemos post 18 de octubre. Un viaje que no sólo busca hacer frente a lo que ocurre en el país, sino que busca el cambio desde el interior.
Hay que comenzar destacando que ese estilo ecléctico que caracteriza a Egregor está más presente que nunca y desde su track de apertura lo dejan en claro, jugando y demostrando que los límites sólo los pone uno y que la banda no teme en incursionar en géneros o instrumentos. Una entrada hipnotizante es lo que se logra con "Pachakuti" y "El Principio Único", para dar un excelente comienzo a la propuesta.
El trabajo va avanzando con los minutos y de forma impresionante toma una emotividad y fuerza que viene desde lo más íntimo. Canciones como "Indolente" o "Grito Insurgente" van escalando en las emociones del auditor, donde da lo mismo el tipo de voz o forma de cantar que se use, el mensaje pega directo en el corazón con su impecable lírica.
Con cada nuevo single Egregor logra ir viajando a los cuestionamientos más básicos del ser, "Origen" y "Animal" nos regresan al punto de partida ¿Cómo estamos viviendo con nuestro entorno?. Obviamente esto viene acompañado de riffs que son pesados cuando deben y son melódicos para acompañar la voz de Magdalena Opazo. Sin embargo, lo principal es que la travesía es creíble en todo momento, porque el mismo conjunto va en esta aventura y con "Portadores" indagan incluso en un sonido andino muy característico del norte del país.
Poco a poco este último elemento va tomando más intensidad y en "Con La Fuerza del Sol" termina de dejarlo en claro. Un trabajo impecable y que cierra en lo más alto con la emotiva "Somos Uno" para concluir un trabajo redondo.
No es la idea caer en simplemente tirar flores porque sí, pero lo de Egregor es emotivo. Creo que hay pocas palabras que describan de mejor manera esta experiencia y es que probablemente estamos frente a uno de los mejores trabajos de la escena nacional en este particular año.
Pasan por diversos estilos y los dominan a la perfección, el disco toma elementos de metal sinfónico, djent, música andina, entre otras cosas. Es un trabajo sólido, honesto y que fluye de forma natural a la perfección, no se apura en mostrarte lo siguiente, sino que toma el tiempo para evolucionar junto con la aventura.
Egregor no sólo hace su trabajo más ambicioso y pulido a la fecha, sino que ese crecimiento lo comparten con sus seguidores y seguidoras en una reflexión musical que cala hondo en el ser humano y el rol que puede ofrecer a su entorno. Un trabajo ecléctico en el sentido de que no lo puedes definir, sino que lo definirá cada uno cuando se ponga los audífonos y comience este viaje personal guiado por la banda norteña.
Por Felipe Pino Guerrero
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