Soy fanático de Iron Maiden desde hace muchos años. Cada vez que lanzan un nuevo álbum tardo apenas unos días en escucharlo por completo. Con Senjutsu no ha sido diferente. Después de ver a Eddie con armadura de samurái sosteniendo una katana (parecido a la portada del Maiden Japan, 1981) conté los días para el lanzamiento definitivo. Ya con el disco en mis manos, puse mucha atención a cada detalle contenido en las canciones y logré hacerme una idea de lo que quisieron entregarnos los británicos con esta última obra maestra.
A continuación, les presento diez ideas o apreciaciones personales sobre Senjutsu:
1.- Lo primero en sorprenderme de este nuevo disco fue su portada. Lo genial que se ve la armadura de Eddie no tiene discusión, sin embargo, me impresionó que siguieran con la costumbre de conceptualizar cada álbum. A matter of life and death (2006), el disco de la guerra. The final Frontier (2010) el disco del espacio. The book of souls (2015) el disco de los pueblos aborígenes. Y ahora, Senjutsu (2021) el disco de los samuráis (o de la cultura asiática en general). ¿Por qué Iron Maiden hace esto? Pienso que buscan abarcar a todo el mundo, para que todo el mundo se identifique con ellos. Es decir, no es nada más que una estrategia de marketing, aunque no los juzgaría por ello. Uno de los significados de la palabra Senjutsu es, precisamente, estrategia.
2.- La canción que da nombre al disco es una de las mejores. Aquí se puede sentir la estética guerrera de los samuráis: los tambores, la preparación, la energía. Es curioso que un grupo de heavy metal británico observara lo nipón como nueva vertiente de su estética, tomando en consideración el gigantesco intercambio cultural que han tenido estas dos naciones desde el siglo XX hasta nuestros días, es decir, Japón ha mirado muchas veces a Inglaterra (desde el autor Kazuo Ishiguro hasta el animé Jojo’s Bizarre Adventure, por decir algo), pero en este disco, nos encontramos con lo mejor de Inglaterra (Iron Maiden) tributando a lo mejor de Japón (los samuráis).
3.- Cada vez que escucho el disco, mejora. Es impresionante, no sé cómo lo hicieron. Cada canción es una bomba de riffs, puentes, coros, solos, punteos y guitarreo acústico que no dejan ningún espacio en blanco o a medio hacer. También hay canciones que (no sé si de manera involuntaria) me recuerdan a canciones del pasado, algo que algunos podrían acusar como una desventaja pero que, en este caso, yo siento como una suerte de consolidación absoluta; una mirada en el espejo, o un ejercicio de intratextualidad, como cuando en las novelas de García Márquez se hace alusión a cosas que pasaron en otras novelas de García Márquez. Lost in a lost world, por ejemplo, fue una canción que me recordó mucho a los mejores momentos del (sagrado) Seventh son of a Seventh son (1988). The Parchment pudo haber sido perfectamente una canción del Dance of death (2003) y así otros ejemplos. Es decir, cuando escucho Senjutsu siento que sí, que esto definitivamente es Iron Maiden en todo su esplendor.
4.- El disco carece de ritmos demasiado acelerados. Algunos podrían criticar esto último. Los que prefieran los tiempos de Paul Di’Anno, o los primeros años de Bruce. Yo no los culpo, sin embargo, siento que la esencia de la banda no se ha perdido en lo absoluto. De alguna forma que no podría explicar, las canciones me suenan clásicas y frescas al mismo tiempo. El riff de Writing on the wall es nostálgico y hermoso. El ritmo de Stratego me recordó a una de mis canciones favoritas: Fallen Angel, del (santísimo) Brave New World (2000). Aunque creo que es normal que ciertas canciones me remitan a otras, puesto que, desde la vuelta de Bruce, todos los discos han sido producido por la misma persona, Kevin Shirley, un rostro invisible al que los fanáticos le debemos mucho.
5.- Tanto el ritmo de las canciones, como la estética visual del disco, me hacen pensar que los británicos tienen preparada una puesta en escena fenomenal. Ya he visto seis presentaciones de la doncella en vivo, pero nunca había esperado con tantas ansias el anuncio de su próxima fecha en Santiago. ¿Cómo adornaran el escenario? ¿Qué aspecto tendrá el Eddie robótico?
6.- Si tuviera que elegir tres canciones de este disco que me gustaría escuchar en vivo, serían: Senjutsu, con Niko Mcbrain vuelto loco pegándole a los tambores de guerra (ojalá al principio, después de que tiraran Doctor, doctor por los parlantes). También Hell on Earth, la cual tiene un riff melódico impresionante en uno de sus segmentos finales, y bueno, The Writing on the wall, la cual evidentemente incluirán, ya que es más o menos el single representativo.
7.- Para ser sincero, esta última canción (The writting on the wall) no me gustó mucho. Creo que el coro es demasiado repetitivo y la estructura un tanto plástica. Sin embargo, el vídeo y la letra la salvan. Fíjense en esta parte, me parece que escondieron una advertencia al mundo porvenir, muy en la onda distópica, como bien se expresa en el vídeo. Eso sí me gustó:
A tide of change is coming and that is what you fear
The earthquake is a coming, but you don't want to hear
You're just too blind to see
(Se acerca una ola de cambios. A eso le temes.
El terremoto ya viene, pero tú no quieres escuchar.
Eres demasiado ciego como para verlo).
8.- Leí en una entrevista que el vídeo de esta canción se había inspirado en el vídeo de la canción Deütschland de Rammstein. En él, podemos observar un ejercicio parecido: el estado de cosas en que se mantiene la humanidad; la urgencia de un cambio de paradigma; la historia repitiéndose hasta el infinito. Junto con ello, la estética desértica que hace ya un tiempo ha tomado un espacio importante en las estéticas audiovisuales (Mad Max, Dune). Esto, aunque a algunas personas no les guste, es una posición política respecto al estado de las cosas: la contaminación, el colapso ecológico, la destrucción del planeta. No es de extrañar que el último disco de Megadeth se llame Dystopia, que las bandas death metal dejaran de cantar sobre la muerte y comenzaran a cantar sobre la vida (Gojira, Carcass) e incluso que las bandas black metal tornarán más hacia lo humano que hacia lo profano (Mgmla, Alcest). De alguna forma, todo tiene que ver con lo mismo, y Iron Maiden está al tanto.
9.- A sus sesenta y tres años, la voz de Bruce todavía aguanta. A pesar de haber sobrevivido un cáncer a la lengua, Dickinson se mantiene en forma. Cabe destacar que una de las características más valorables del disco en cuanto al canto es la estructuración de las líricas encima de los riffs. Póngale atención, por ejemplo, a la canción Death of the Celts, desde 1:40 hasta los 4:07. Altísimo trabajo, dan ganas de decirle: “respire, abuelo, respire”
10.- Para finalizar, las cuerdas: increíbles. Siempre me ha sorprendido que, a pesar de ser una banda con tres guitarristas, el bajo siempre destaque. Este disco no es la excepción. Por otra parte, las guitarras, una joya, sobre todo en The time machine (oficialmente mi canción favorita). Cabe destacar la alta presencia de riffs un tanto más abiertos que apañados, dándole cierto aire grunge a algunos momentos que suenan bastante bien. La batería, buenísima, clásica, con alta presencia de tombs y ritmos energéticos, capaces de hacer saltar a sesenta mil personas al mismo tiempo.
En síntesis, Senjutsu, a mi parecer, ha sido uno de los mejores lanzamientos de la Doncella desde A matter of life and death (2006). Aunque me duela admitirlo, los dos discos anteriores no me gustaron tanto, salvo algunas virtuosísimas excepciones, como las canciones When the wild wind blows y Empire of the clouds. A diferencia de esas anteriores entregas (nunca malas, sino menores) Senjutsu viene a confirmar la vigencia de una de las mejores bandas heavy metal de la historia. Espero con ansias su próxima fecha en Santiago. Ahí nos vemos, haciendo el aguante desde la mañana, bajo el sol, transpirando pilsen.
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