El cantante estadounidense y ex-frontman de Judas Priest Tim Ripper Owens se presentó en el Teatro Cariola el pasado sábado 9 de Julio junto a destacadas bandas de la escena nacional a manos de la producción de Atenea y Chargola.
Las puertas del recinto se abren para recibir al público en una tormentosa tarde en las calles de Santiago Centro, sin ser la lluvia un impedimento para disfrutar lo que sería una noche llena de intenso Heavy Metal.
Los encargados de inaugurar el escenario fueron los nacionales Valhkyr, power-prog melodic metal que inició con la canción “Demons on me”, último single lanzado en 2021, donde vimos a los guitarristas Jaime Castro e Ignacio Benavente brillar en las cuerdas desde el segundo cero. Se destacan Felipe Cornejo, quien con su bajo pisó cada rincón del escenario a lo largo de todo el show, y también Luis Meza, quien con una sonrisa de oreja a oreja se presentó tras la batería. Continuaron estrenando por primera vez al público “Rise” y “Her eyes”, singles pertenecientes al próximo disco de la banda. Antes de irse, presentan “Judgement Day”, single ícono del grupo, donde Estefanía Constanza conquista el escenario con naturalidad y una prominente cabellera que bailó al ritmo de los riffs, presentando una mezcla equilibrada entre impostación lírica y canto natural. Finalmente cierran con la canción homónima “Valhkyr”, con interesantes progresiones y juegos de luces que culminan el show en un aún holgado Cariola.
La segunda agrupación en pisar el escenario fue el quinteto Letalis, abriendo efusivamente con “Veneno de escorpión”, heavy metal crudo y a la vena. De lado a lado corren Rodrigo Herrera (guitarra rítmica) y Ray (bajista), dando espacio a Jakiling Jara, su frontwoman y vocalista. Al unísono junto a las voces del guitarrista principal Alejandro Martin, continúan con “Cráneos” y “Bestia oculta”. A estas alturas la actitud, voz, desplante y carisma de “Jaki” ya habían conquistado a un público que sin conocerlos los recibió reacio, pero que rápidamente se sorprendió por la puesta en escena de la banda. Tras una breve pausa continúan con “Nací para vencer” donde la potencia de los golpes de Camilo Díaz en la batería se hacen presentes, también los guiños coreográficos y algunos detalles sonoros que a ratos entorpecen el entendimiento de los instrumentos, pero sobre todo se destaca el notorio fiato entre los miembros, pues pareciera llevan una vida tocando juntos. Con “Telón de acero” muestran que no tienen un compás que perder, y aprovechan cara nota para interactuar con la audiencia. La vocalista a ratos nos recuerda al timbre de Rob Halford, con sus inesperados y distorsionados agudos, y también a Bruce Dickinson, tanto en potencia como en desplante escénico. Cierran con “Escupe fuego” y se marchan con ovaciones de un público gratamente asombrado.
Continúa el show con los nacionales Hëiligen, abriendo con “Shadows in the church”, canción conocida por los fans que se hicieron presentes. El cuarteto continúa con “Inquisitor” y hace notar el filo de la Jackson de Hugo Sánchez: brillante y cortante, incluso a ratos ensordecedora, comiéndose las frecuencias bajas, echamos de menos ese “punchi punchi” de los sub-bajos que responden también al bombo de la batería, a cargo de Jonathan Marín, quien hizo lucir los tarros a la orden del heavy metal. Le sigue “Gladiator”, “Rage of the Gods” y “Prisoner of Faith”, donde además de incluir al público constantemente, dejan entrever los tintes Thrash y Power Metal que complementan las composiciones. En algún momento pudimos ver un solo de bajo, pero no se escuchó lo suficiente como para apreciar el tapping de Juanjo Pulpeiro. Los coros realizados por el guitarrista y el bajista complementan la ya potente voz de Renzo Palominos, cantante y frontman del grupo. Después de una última pausa presentan “Return to the battle”, donde el público coreó los riffs para despedirse finalmente escuchando “Metal Empire”, . Se despiden de su público y dejan el escenario con un cálido aplauso.
Pasadas las nueve con veinte, se encienden las luces nuevamente y comienza Trend Kill Ghosts, banda de soporte proveniente de Brasil que acompaña a Tim Ripper Owens en su paso por Chile. Se suben los músicos al escenario y comienza “Puppets of Faith” mostrando una formación simétrica visualmente, pues el bajista del cuarteto Fabio Carito es zurdo, ubicándose junto a su instrumento al lado izquierdo del escenario formando una equilibrada figura en escena. Le siguen “When the sunrise again” y “Deceivers”, mostrando al cantante Diogo Nunez con gran seguridad y desplante, recordándonos a ratos a los característicos timbres vocales de Andi Deris y Michael Kiske de Helloween en los gritos sostenidos y agudos, pero también a Bruce Dickinson en el fraseo y los tonos graves. Mientras suena “Prisoners in our minds” escuchamos la estridente guitarra de Rogerio Oliveira, haciéndola cantar en crescendo con ritmos progresivos, culminando en un solo catchy muy atractivo melódicamente y una distorsión vocal grave de parte de Diogo que sorprende a los fans. Después de una interacción multilingüe donde agradecen al público y recuerdan su primera vez en el país, suena “Poisoned Soul”, hit de atmósfera épica con vigorosos coros al más estilo Iron Maiden donde se luce el percusionista Marcus Dotta, quien realiza unos trotes a tempo perfecto en el clímax de la canción, y también Oliveira, quien complementa firmemente en segundas voces. Para cerrar, comienza “Like animals”, donde las distorsiones vocales terminaron de llenar el escenario, dejando el nombre de Trend Kill Ghosts retumbando en la sala principal del Teatro Cariola.
Después de un último interludio llega el momento que el público estaba esperando, y con un look muy “gringo” se sube Tim ‘Ripper’ Owens al escenario junto a los músicos de Trend Kill Ghosts como sesionistas, para abrir la última y más importante patita de la noche. Suena “One on one” del disco Demolition, con imprevistos en la guitarra principal de Johnny Moraes. Tim saluda al público y pregunta ‘What’s my name?’ a lo que responden “The Ripper!” , canción ejecutada ligeramente más rápido al tema original. Tres notas nada más bastaron para que los fans indentificaran “Burn in hell” y comenzaran a saltar al ritmo del beat. Continuaron con “When the eagles cries” y “Green Manalishi” rebasadas en intensidad vocal. Ya para el séptimo tema los fans estaban atónitos con la capacidad y potencia que Ripper deja en el escenario, interactuando en cada verso con todos y cada uno de los asistentes, mostrando una extraordinaria capacidad para interpretar canciones dficilísimas donde el vibrato, la distorsión y las notas altas están a la orden del día.
Abren la siguiente sección con un virtuoso solo de guitarra y continúan al hilo con “Last in line” y Grinder”, para después bajar las revoluciones con “Hell is home”, cerrando los aplausos con el hit “Breaking the law”, uno de los clásicos más memorables de Judas Priest que re-encendió a la multitud e hizo cantar hasta a los pequeños que asistieron al espectáculo. En la penúltima sección del show, caen en dueto “Hell bent for leather” y “Electric eye” donde la hermandad entre músicos decanta en naturales coreografías y un notable desplante e unión de los músicos, sumándole unas cuantas toneladas de peso y metal al peak del show. Para finalizar la jornada, alzaron las cervezas con los hits “Heaven and Hell” y sus coros galopados, el encore clásico “Living after midnight”, haciendo que los gritos de la gente aún estén resonando en las paredes del Teatro Cariola, cerrando la jornada de forma impecable, limpia, redonda y con gran satisfacción de los fans. Sin duda una noche memorable para los amantes del Heavy Metal.
Escrito por: Rocío Belén Muñoz
Fotos por: Victor Gálvez
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