#DeCulto: Coldplay y el desafío de tomar la antorcha post brit pop

A mediados de los años noventa se dio ua lucha bastante interesante en el mundo de la música y en específico en el mundo del rock, debido a que el Grunge comenzaba un periodo de declive luego de su boom comercial con las bandas de Seattle y que fue contestado por otro país, el Reino Unido.

Los años noventas llevaron la oscuridad y agresividad del grunge a algo mucho más brillante y las bandas de Inglaterra fueron las que tomaron ese liderazgo con el denoinado movimiento Britpop. Un estilo de rock alternativo que destacó por una iconografía muy al estilo de bandas como Def Leppard o The Who. Esto se denominó como el "Cool Britannia".

Sabemos que todos los movimientos musicales están protagonizados por varias bandas, pero nunca vimos uno tan concentrado en un sólo conjunto. Estamos hablando de Oasis, uno de las agrupaciones de rock más exitosas de los últimos años y que con sus discos Definitely Maybe y (What's The Story) Morning Glory? lograron consolidarse como uno de los grandes fenómenos de masa del último tiempo.

Si bien el ascenso fue algo muy rapido, la caída también se hizo sentir así y a principios de los 2000's los conflictos entre los hermanos Gallagher terminaron de sentenciar el fin de dicho movimiento. Sin embargo, el rock alternativo se negaba a morir y la banda que logró tomar rapidamente ese rol fue nada más y nada menos que Coldplay.

Si bien hoy en día leemos que la banda de Chris Martin es un fenómeno de ventas y tiene diez fechas en Argentina y cuatro en Chile, esto fue un proceso un poco más lento y se fue cimentando a la sombra de todo el britpop.

En 1998 Coldplay comenzó a meter ruido en la escena de su país con el EP Safety, un punto de partida para mostrar su propuesta sonora, una que no era del todo lejana al movimiento musical de esos años, pero sí daba cuentas de un sonido mucho más transversal y menos propagandístico al no usar tanto el union jack.

Un año después llegó The Blue Room que siguió sumando seguidores y apenas el gigante de Oasis comenzó a temblar en los años 2000's Coldplay remeció su país y las discográficas del mundo con el recordado Parachutes. Un disco que era obligatorio para sonar en todas las radioemisoras juveniles y que fue éxito de ventas en todo el mundo.

Un trabajo que traía un sonido fresco y que copió - como fue muy cuestionado en la época- la formula de "Wonderwall" con "Yellow". Una balada de estadio que posicionó al conjunto rapidamente en los festivales más grandes del mundo y en todas las emisoras (una estrategia conocida si recordamos la escena glam con la Power Balad en el segundo tema del disco).

Los autores de "Trouble" comenzaron a tomar fuerza, mientras que todo el otro movimiento comenzaba su proceso de retirada. Donde hay que destacar que fueron astutos de no sumarse y seguir su propio camino, porque lo que lograron con Parachutes fue un acierto que consolidaron con un disco del que poco se habla, y que llevó a Coldplay ser lo que es hoy.

En 2002 llegó A Rush Of Blood to The Head, donde la banda se sacó esta idea de ser la continuación de Oasis y comenzaban a dejar en claro que eran una propuesta distinta, con un sonido propio y muy marcado por la voz de Chris Martin.

"In My Place", "Clocks" y "The Scientist" llegaron a tomarse los rankings musicales del mundo, demostraron que la etiqueta de rock alternativo no debía estar anclada a un páis y comenzó un proceso por hacer que la música llegara a más partes en el mundo a través de los mejores años de la industria discográfica.

Coldplay fue una banda que trabajó con paciencia cada detalle de su proceso musical, una en el que estuvieron pacientes para tomar el relevo de uno los movimientos más importantes de los últimos años, pero no para decir somos los nuevos líderes del grupo, sino que buscaron ampliar ese espectro.

Parachutes y A Rush Of Blood To The Head son dos grandes discos en el debut de esta agrupación, son los pilares sólidos que hoy sostienen a uno de los fenómenos de ventas más grandes en la industria musical y siguen siendo a la fecha, dos grandes discos del rock moderno, probablemente, lo más grande que hizo Coldplay en todo su legado.