La jornada partió con los nacionales Paranoia que por más de 30 minutos dieron una muestra de gran nivel frente al público que se comenzaba a congregar en el recinto ubicado en San Diego.
Con canciones como “Me Aburre” , “Fuego” y “Fuman Marihuana” la banda propuso de entrada que esta noche era de fiesta de punk rock, a punta de riffs pegadizos, una batería animada y todo adornado con letras satíricas y ácidas críticas, pero también contándonos vivencias del día a día de todo ser humano, Paranoia nos puso a bailar, pero, a diferencia de lo que dice la canción, no fue al ritmo de The Ramones, sino que al ritmo impuesto por sus canciones propias.
El trío, si bien ya había abierto para Graves en julio, en esta oportunidad se notaba aún más conexión con un público que, verdaderamente, fueron encantados en aquella oportunidad, hasta el punto que era bastante notorio que muchos se sabían una que otra letra del diversos set que presentaron, como cuando corearon “Por que no me Morí” o “Me Quedo Solo”,
Los nacionales se bajan agradecidos, ante un público que pide más punk, pero no saben realmente lo que viene, ni el más creativo se le habría ocurrido la historia que estábamos apunte de vivir.
A diferencia de los dos conciertos anteriores en el Teatro Cariola, este anoche Michale Graves viene mucho más minimalista, sin adornos en el escenario, no hay tumbas ni cadenas, y sin pantalla, por lo que no habrá proyecciones de extractos de películas ni los vídeos que acompañaban sus canciones, dando a entender que será un show a la vieja usanza, solo la banda y su música, lo que me hace pensar ¿tal vez fue una premonición de que el show, realmente, sería él en sí? Es posible, pero lo cierto es que se arriesgo bastante con eso, sobre todo ante los que ya lo había visto este año con el mismo show.
Como se sabe de antemano, al gira lleva por nombre “American Monster II” porque, para los que no lo sepan, y ahora lo sabrán, Graves vino a presentar las canciones de sus dos discos con Misfits: “American Psycho” y “Famous Monster” que son tocados casi en su integrar, salvo algunas canciones que son saltadas del trabajo de 1999, por lo que contar sobre el setlist en sí, me parece un poco redundante, sobre todo si ya tenemos una reseña de este año que abordó esto de una excelente manera, por lo que quedaba la siguiente incertidumbre ¿Qué más se podría decir y escribir que ya no haya sido dicho en julio? bueno, gracias al giro de los acontecimientos, bastante.
Michael Graves salió al escenario con una banda completamente diferente a la presentada en la primera parte de su gira latinoamericana de 2022, pero que fueron muy bien elegido, pues hicieron un fabuloso homenaje a una de las mejores eras de Misfits, la era de Graves.
Graves, vestido de calavera y con su camisa de fueran, solo necesitó de “Abominable Dr. Phibes”, “American Psycho” y “Speak of The Devil” para echarse, nuevamente el público al bolsillo, no necesitaba más, sabe que juega de local, pues pareciera claro que existe una especie de conexión especial de Chile con él y sus discos, y es que no alcanzan a pasar ni 10 minutos y ya el público no solo salta, canta y moshea, sino que le hace sentir su completo cariño.
En esta oportunidad, Graves se notaba un tanto “prendido”, parecía en un estado de intemperancia, usted me entiende, piense que hasta bailó “la colita” a pedido del público. Pero eso no quitó que lo diera todo durante los primeros 40 minutos presentando todo el “American Psycho” que parecía una avalancha de himnos, uno tras otro, así fueron pasando “Dig Up Her Bones”, “Crimson Ghost”, “Mars Attack” y “The Shining” ante un público completamente entregado y enfervorizado que no le dio descanso, que solo lo encontró con el cambio de set.
La segunda parte, comienza, con menos maquillaje, con gran repaso del “Famous Monster”, con la intro “Kongs At The Gates”, “The Forbidden Zone”, “Lost in Space” y “Dust to Dust” que siguen dando pie para que todos y todas siguieran disfrutando de aquellas canciones que llevaron a Misfits a otro peldaño en su carrera. El momento culmine de la emoción de esta segunda parte vino con “Saturday Night”, con su sonido cincuentero, hizo bailar y disfrutar a todos los asistentes.
Todo continúa bien con “Die Monster Die”, “Pumpkinhead” y hasta se da el lujo de interpretar una canción que había quedado fuera antes, como fue “Scarecrow Man”, pero nadia hacía presagiar que, a solo 20 minutos de terminar el setlist, y mientras tocaban “Descending Angel”, y luego del solo, el guitarrista abandonó abruptamente el escenario ante la sorpresa de sus compañeros y del público.
Desde el otro lado no logramos entender nada, solo se veía movimiento en el escenario, y los gestos de “se acabó” por parte de la gente eran obvios. Mientras tanto, Graves se acercó a la reja para abrazar, saludar y fotografiarse con su público, como para hacer tiempo tal vez, ya que se notaba que él tampoco entendía qué estaba sucediendo. Para seguir intentando alargar la pausa que generaba esto, y, me imagino, para ganar tiempo mientras se le explicaba la situación, Michael no hayo nada más pintorescos que comenzar a regalar fruta, tal cual, agarró el baldé que tenía en el escenario y comenzó a repartir trozos de naranja por todo el Cariola, para la cancha y para los palcos, algo realmente bizarro, pero que hizo gracia mientras el tiempo pasaba y del guitarrista nino, ni noticias.
Así las cosas, y contra todo pronóstico Michael Graves quería continuar, pero le indican que es necesario que vaya detrás de escenario para analizar la situación, a lo que exclama “El guitarrista me quiere robar el show, es igual a los políticos” , se retiró un breve momento para una charla. Al volver pide un traductor, pero nadie se movió, solo el baterista de Paranoia, que justo estaba ahí, se acercó a Graves para contarnos qué es lo que estaba pasando: todo parece indicar que el guitarrista tuvo un problema de salud y no podría continuar, pero que él iba a seguir por una sola canción, ante lo cual agarró una guitarra para tocar y cantar la fabulosa “Fiend Club, demostrando la enorme capacidad de resiliencia que ha tenido durante toda su carrera musical, anteponerse contra todo y seguir con el show.
Parecía que todo ya iba a terminar, no había guitarrista, y Graves se puso a dar un discurso, entre emocionado y arrepentido, nos contó que existen algunos comentarios de personas mal intencionadas en internet y que no debemos creer todo (debido a una “”funa”” por sus tendencias políticas, por lo que parecía una desfuna, de verdad no entendí a que iba, tal vez era parte de su estado de intemperancia), pero la gente solo quiere una cosa: Escuchar Helena y ya.
Michale lo entendió, pero sabía que le sería imposible tocar y cantar dicha canción por lo que decidió hacerlo sin guitarra, algo que le hizo recordar, según él, sus viejas prácticas con Misfits, y de pasó pegando un palo a Doyle, pues señaló que “Habían tiempos en que ensayábamos con Misfits así, sin guitarra, solo estaba yo, Jerry y Dr. Chud, y es lo que voy a hacer ahora”, y al parecer era cierto, pues “Helena” sonó impresionante a pesar de la carencia de la guitarra con un bajo sonando a todo cañón.
Esto dio por terminada la gira American Monster II por Chile y vaya manera de hacerlo, con uno de los shows más extravagantes y bizarros de último tiempo, tal como se lee, no solo porque hubieron problemas de salud por parte y la banda debió improvisar, sino por todo lo que se vivió en los últimos 20-30 minutos de show, desde ver a Michale interpretar perfectamente, mientras cantaba, “Fiend Club”, hasta verlo tirar palos a un ex-compañero de banda, dejando claro que el Show no depende de factores externos, el Show es Michale Graves, él es el verdadero American Monster, que parece estar más vivo que nunca.
Escrito por Gonzalo Ruiz
Fotografía por Diego "Tio R" Pino
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