Este pudo haber sido un domingo cualquiera, pero la verdad no lo entendí hasta que salí del concierto de Stick Men, donde me di cuenta lo maravilloso y equilibrado que es nuestro día a día viviendo entre el orden y el caos.
Déjame explicarte un poco este punto bastante filosófico que tomé para la reseña. Todos los días hay una especie de esquema, por ejemplo ayer fue domingo, lo que se asocia normalmente al descanso. En mi caso, eso no pasó ayer, debido a que mi abuelo quería que lo acompañara a ver los partidos - que empezaron muy temprano en la mañana - y que me obligó a levantarme a las siete de la madrugada, donde me fui atrasado a su casa y sin desayuno, donde él decidió ofrecerme una cerveza con huevo como una buena forma de empezar el día con una comida saludable (bajo su lógica y que no cuestiono).
Este particular y rupturista inicio de mi jornada es algo que nos pasa a todos y todas, donde nuestros planes del día se ven desafiados por las mismas cosas que acotecen o van surgiendo con las horas. Un orden establecido va poco a poco tornándose caótico y eso fue exactamente lo que presentó Stick Men ayer,
Comenzamos con la presentación de Camerata Guitarras del Sur, un cuartero que viene presentando el sonido del craft guitar y que busca romper el esquema de la música docta tradicional, pero sin salir de su espectro visual. Todo el sentido está en la música, con una afinación súper precisa como el NST (New Standar Tunning) y que obliga a calibrar tanto la guitarra como las cuerdas para lograr dicho sonido.
Lo que puede sonar como lo que se ve, que es un cuarteto de guitarras, es algo completamente diferente gracias a esta afinación y que fue complementada con diferentes técnicas, percusiones y sonidos realizados por los músicos.
Una ejecución solemne y que tuvo a varios de los asistentes maravillados, un público que tenía rango etario bien amplio y donde el fanatismo por King Crimson se sentía tanto en el aire como en el merchandising oficial y el que había en la cuneta.
Como no suele pasar en el teatro y con sólo diez minutos de atraso comenzó el show de Stick Men, quienes con "Prog Noir" comenzaron a envolver el Nescafé de la Artes en una cúpula sonora, donde habitan los sonidos tradicionales con varios recursos tecnológicos utilizados por Markus Reuter.
Uno a uno y como si fuese una disertación, los miembros de Stick Men rompen esa distancia con el público y comienzan a presentar sus canciones y el espectáculo que nos tienen preparado (un sold out que hace tiempo no veían, como hicieron saber), donde tocaron gran parte de su discografía, pero mayormente enfocado en su última placa Tentacles.
Si bien "Ringtone" y "Cusp" mantienen a todos hipnotizados con el despliegue y tecnica de cada integrante, es con "Red", el primer tema de King Crimson, que todo el recinto se derrumba en una ovación.
La jornada traerá varias sorpresas, así lo hizo saber al principio Tony Levin, quien junto con Pat Mastelotto aprovechan cada instancia para contar un chiste o una anécdota. Una complicidad que se percibe en todo momento, que está en las miradas y en la forma de tocar, donde no hay un líder claro (como explicaron), sino que entre Reuter y Levin van alternando el lead de cada tema o fraseo musical.
Entre toda la estructura que tiene un show, donde todo viene pensado mayormente, hay un espacio a la improvisación con "Schattenhaft", donde el motivo principal del tema permite a los integrantes jugar con sus recursos musicales. Unos que son bastante amplios, debido a la forma de tocar basada en el tapping o el uso de instrumetos como el chapman stick.
Se nota la escuela, se nota la teoría, pero también se notan los cambios y la ruptura de la tradición, donde Markus y compañía interpretan "Breathless", que permite percibir las diferencias entre el guitarrista y Robert Fripp. Constantemente vemos esos contrastes, sabemos que ese legado está ahí, pero suena y se ejecuta de una forma propia, y aún así nunca es ajena para nosotros.
"Mantra" es probablmente uno de los puntos más altos de la jornada, donde Mastelotto nos lleva a la teoría para jugar con las palmas en ritmos poco habituales para nosotros como son los 6/8 o 2/4, pero de eso se trata la jornada . De tomar las reglas y desarmarlas un poco. Donde todo es un caos cuando te piden repetir esta estructura en un sentido, ir sumándole elementos y luego ir en reversa (el que estuvo presente lo enterá). Un ejercicio divertido para los que disfrutan esta música, pero también para ellos, donde cada uno es un mundo, un tiempo diferente y logran hacerlos hablar a la perfección en canciones tan caóticas como "Danger In The Workplace".
Stick Men trae un show bien complejo en lo musical, donde no necesitan moverse de sus lugares para volarte la cabeza, y eso lo recompensan con varios clásicos de King Crimson. Así se despidieron con "Lark's Tongues In Aspic, Part Two", que ayudaba a quebrar la solemnidad y seriedad del recinto con los gritos eufóricos de los seguidores presentes.
La propuesta es distinta y completamente contracíclica, donde no se usan recursos visuales más allá de las luces, donde se pide idealmente no grabar en una era donde todo es digital y donde un teatro recibe a cientos de rockeros que están gritando y silbado por otra.
El trío no se hace esperar e ingresa para echar la talla muy relajadamente y despedirse en todo lo alto con clásicos de la banda favorita de todos, "The Sheltering Sky" y "Level Five". Un show bien para fanáticos la verdad, pero que estoy segurísimo que nos dejó a todos satisfechos con lo presentado.
Stick Men a través de la música nos muestra lo complejo y perfecto de estos dos lados de la moneda. Donde se toca música en una especie de show clínica, pero que al mismo tiempo rompe esquemas con conversaciones y chistes; que tiene todo sumamente calculado y que perfectamente mete notas fuera de compás para complejizarlo; donde si bien hay un show preparado, hay espacio para improvisar y nadie sabe que nos podemos encontrar.
La música - y la vida - son así, son lugares donde el orden y el caos conviven, donde lo que puede ser un domingo tranquilo con tu abuelo se convierte en una madrugada desayunando cerveza; es lo mismo que un teatro se convierta en la guarida de rockeros esperando romper las reglas clásicas de la composición tradicional mientras disfrutan del show tranquilamente en sus asientos. Al final todo se basa en el equilibrio con el que vemos la vida y disfrutamos la música, todo es este constante juego entre estructura y la libertad, todo es la perfecta simbiosis entre el orden y el caos.
Por Felipe Pino Guerrero
Fotografías Por Antonia Bisso
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