Para todo fanático acérrimo del metal, aquellos que solo consumen metal y aman el azul, es imposible no sentir cierta nostalgia al recordar las épocas clásicas del sonido del heavy metal. Claramente hay dos bandas coetáneas que, si bien son de diferentes territorios, se unen en un solo campo del cuero, los pinchos y los galopes heavys: Judas Priest y Accept. En esta previa, pudimos disfrutar de lo mejor de ambas de la mano, por un lado, de su vocalista clásico y, por otro, del encargado de mantener la llama prendida de una agrupación que parecía apagarse.
La jornada comenzó de la mano de los temuquenses Cuervo, quienes volvían a pisar el Teatro Cariola luego de una gran presentación en la apertura de Edu Falaschi. En esta oportunidad, no había nada que demostrar, como dije en mi reseña pasada cuando los vi, sino reafirmar su propuesta ante el público que poco a poco se acercaba al recinto de San Diego.
De todas maneras, resumir más de 25 años de carrera en alrededor de 30 minutos es complejo, pero nuevamente Cuervo demostró su increíble trayectoria como banda, no solo de la mano de sus miembros originales, que trabajan incansablemente, como Jorge Arancibia y Miguel Espinoza, sino también del increíblemente histriónico vocalista Juan Pablo Bañares, quien se encargó de transmitir energía y fuerza a una fiesta de heavy metal.
Con canciones como "Lluvia de Sangre", "La Vida en Su Interior" y "Letargo", Cuervo reafirma que en estas tierras hay buen metal, hay buen heavy metal, solo que debemos recorrerlas a lo largo y no centrarnos solo en la capital.
Llegó el momento que todos estaban esperando, pero no de la manera que se creía. ¿Por qué? Porque el horario y la distribución fueron más bien una cortina de humo, una mise en scène, de lo que realmente nos esperaba ayer.
Ripper fue el primero en aparecer, cargado de clásicos de Judas Priest que no nos sorprendieron, como "Metal Gods", "The Ripper" y la poderosa "Painkiller", que retumbó en el Cariola, desatando los primeros mosh de la jornada.
Pero para aquellos que conocen la carrera del señor Owens y ya han disfrutado de sus presentaciones en Chile, saben que su fuerte también fueron las composiciones pensadas en él, los discos que lanzó como voz oficial de Priest. Y aquí nos sorprendió con "Burn in Hell", "Hell is Home" y "One on One", que marcaron una época un poco olvidada e incluso diría subvalorada de la banda británica. Al punto de que nunca, desde la vuelta de Halford, han vuelto a interpretar canciones de estos grandes trabajos que, además de su increíble calidad, mantuvieron a flote a una banda que parecía terminar a finales de los 90 y principios de los 2000.
Con una canción que nos recuerda al Gran Hermano, más vigente que nunca con el denominado panóptico digital, "Electric Eye", Owens abandonó el escenario invitando a un gran amigo llamado "Udo Dirkschneider".
Udo, la icónica voz del heavy metal alemán, no escatimó en detalles para ofrecer una increíble batería de clásicos de Accept, como "Starlight", "Midnight Mover", "Breaker" y "Princess of the Dawn". Todo esto antes de desatar la locura misma con "Fast as a Shark", que terminó en mosh, cerveza y un piso del Cariola que, luego de ser minuciosamente limpiado, volvió a quedar embarrado.
Después de un breve descanso para Arturo "Udo" Guerrero, llegaron dos clásicos e icónicos del heavy a nivel mundial: "Metal Heart" y "Balls to the Wall", esperados pero siempre deseados, que fueron coreados y disfrutados por todos los asistentes, quienes no esperaban lo que iba a suceder a continuación.
Un último bis y Udo invita a Owens al escenario para cantar a dúo los dos clásicos icónicos de Judas Priest que faltaban para cerrar de manera redonda y metalera la noche: "Breaking The Law" y "Living After Midnight". Estas canciones, al igual que las olimpiadas, fueron la antorcha encendida de lo que sucederá el domingo en The Metal Fest.
El tiempo no se detiene y no podemos capturar el movimiento. Es un devenir incesante que no se va a detener, por eso siempre lo mejor es seguir adelante, ser parte del devenir y saber que es parte de la vida misma. Y eso es lo que se aplaude de Udo, con su increíble e incombustible proyecto solista, y de Tim Ripper, que con KK Priest logró uno de los mejores discos de heavys del 2021.
Escrito por Gonzalo Ruiz
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