Anoche tuvimos la oportunidad de asistir a una velada de Death Metal puro y duro, con dos grandes del Death norteamericano, y dos grandes locales prometía ser una jornada que haría doler cuellos al día siguiente, pero no nos adelantemos, que ante tamaño cartel, en Resistance no podíamos faltar, por lo que dirigimos nuestras botas al Teatro Cariola a presenciar, lo que todo indicaba que sería una noche inolvidable.
Anima Inmortalis, abrieron una jornada brutal, quienes en unos 30 minutos comenzaban a calentar el ambiente con un público más bien discreto, pero participativo. Repasando canciones de su discografía con una energía intensa sobre el escenario sacudieron varias melenas que a esa hora comenzaban a poblar el Cariola. Canciones como “Broken Bones” donde la guitarra hacía sus piruetas técnicas, o “Into the Grave”, que era un machacón constante marcaron un inicio potente. “Reigns of Death”, “Architecture of the faith” y “Malice” fueron el inicio perfecto para una noche de pesadez incomparable.
Otro de los locales serían los Bonebreaker quienes con su disco “Hells Bullets” (2023) recién salido del horno nos deslumbraron con su Death Metal más orientado a la vieja escuela, pero aún sonando frescos y modernos en secciones. “Revelations” y “Die Again” son muestra del poderío de los herederos de Undercroft. Tito Melín nos prometió una noche de Death Metal de lo más brutal y vaya que cumplió, ya que en "Brutal Thrust" cabeceó de una forma maníaca, como poseído por George Fisher. “Spiders Nest” y “Socially Deranged” siguieron con ese Death crudo y duro, para finalizar una brutal faena con “I am the darkness”, despidiéndose de un teatro medio-lleno y agradeciendo a la audiencia que seguía acomodándose.
Mientras esperábamos el primero de los actos internacionales, en cancha veíamos cómo sobre el escenario se procedía a hacer la prueba de sonido mientras otros hacían filas para comprar algo para beber, y otros usaban su creatividad para pasar de platea a cancha, llegado un momento, se empezaron a oír ciertos gritos de apuro por ver a Kataklysm, pero justo cuando la paciencia parecía estar por acabarse…
Escuchamos un audio proveniente del escenario el cual Kataklysm se toma rápidamente y antes que cualquiera pudiera darse cuenta “Push the Venom” abre el set de los canadienses, con un Cariola ya lleno. Cualquier palabra que pueda decir acá, cualquier hipérbole que pueda esgrimir o cualquier analogía se va a quedar corta, ya que Kataklysm pegó duro, y tanto sus temas nuevos como sus clásicos generaron una energía incontenible, con Maurizio Iacono y su voz infernal animándonos a hacer la señal de los cuernos, diciendo que era una señal de libertad, que era un honor para ellos estar de vuelta en Santiago, la capital del metal y lanzarnos “The Ambassador of Pain” y “Where the Enemy Sits”, donde los coros del público seguían marcando el ritmo de esos riffs entrecortados.
“Manipulator of Souls” nos muestra el poder de la voz de Maurizio al cantar sin instrumentalización de fondo y en “Killshot” reciben una bandera chilena con el logo de la banda, que fue guardada cuidadosamente. Maurizio vuelve a tomar la palabra para decirnos “si conocen Kataklysm, conocen ésta canción” y dar paso a “Cripppled & Broken” que fue cantada enérgicamente mientras nos hacen la señal del círculo, en donde un pequeño grupo en la parte delantera armó un circle pit, incluso algunos siendo levantados sobre las cabeza en una locura total. La intro con el diálogo de la película Gladiador nos daba el inicio de “In Shadows and Dust” que casí desarmó el Cariola, nos preguntaron si estábamos listos para Deicide y dar paso a “The Black Sheep” que cierra el set entre riffs sincopados, para finalizar muy agradecidos, mostrando la bandera que recibieron y haciendo gestos y ademanes de agradecimiento.
Cualquiera de nosotros a éstas alturas se podría dar por satisfecho, pero aún quedaba Death Metal por escuchar, y viniendo de una de las bandas más emblemáticas de la escena estadounidense, así que mientras se hacía la última prueba de sonido noté como ya no cabía un alma más en el Cariola, nos habían dicho que había sold-out y eso se notaba. El mismo Glen Benton se presentó para probar su instrumento y sonreía amablemente a su audiencia, ya una vez todo listo la banda se posiciona como para batallar.
“Satan Spawn the Caco Daemon” Abre el set de Deicide, y su primera fracción íntegramente dedicada a “Legion” (1992) y es que un álbum tan emblemático merecía ser escuchado en su integridad. En éste punto la efervescencia del público alcanzó niveles insanos y la locura se apoderó del recinto en una catarsis colectiva. Cada uno disfrutando como si no hubiese un mañana entre mosh, cabeceos, balbuceos blasfemos en canciones como “Repent to Die” o “Trifixion”, que quedaron grabadas a fuego en la historia del metal de la muerte. En un momento veíamos como gente del staff y guardias se acercaban a la barrera que separa la cancha del escenario mientras Glen Benton y su tropa blasfemaban sin parar, pero llegó un punto donde el mismísimo Glen pidió a los de adelante que se movieran un poco más para atrás y que no se empujen, amenazando con terminar de seguir la situación, palabras que fueron entendidas de inmediato, ya que en un minuto aprox. el set siguió. “In Hell I Burn” y “Revocate the Agitator” nos anunciaban el fin de la sección dedicada a Legion, pero aún había una sed blasfema en el recinto de San Diego.
“Once Upon the Cross” logró lo inimaginable, agitar aún más las aguas de un público febril y Glen fantasea con qué pasaría “When Satan Rule His World” interpretada con una brutalidad sin parangón. Mientras que los clásicos “Scars of the Crucifix” y “Homage for Satan” fueron coreados por todos, en todas las latitudes de un recinto repleto, siendo un momento notable y emocionante, en el más amplio sentido de la palabra, con la gente coreando la melodía de los solos y dejándose llevar por el ritmo frenético, Glen nos muestra otra bandera chilena (ésta vez con el logo de Deicide, obviamente) y nos agradece de sinceramente ésta bizarra muestra de cariño del público local y “Dead by Dawn” sería la última, que cerró una presentación con mucha emoción y energía contenida que estalló en varios momentos.
Creo que a éstas alturas las palabras al cierre sobran, ya que la noche del 19 de Mayo de 2023 va a quedar grabada a fuego, como una de las más brutales de los últimos años, con mucho Death Metal clásico, desde los locales Anima Inmortalis y Bonebreaker que dejaron muy bien parado el Death Metal made in Chile, y por supuesto con Kataklysm y Deicide, que nos mostraron una crudeza y brutalidad sincera y sin adornos, convirtiendo ésta jornada en un homenaje, un homenaje para el Death Metal.
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