Con un entusiasmo palpable, un disco reciente y una audiencia con ganas de repetirse el plato en su mayoría por lo que pude escuchar, Uada volvía a nuestro país, esta vez acompañado por dos bandas locales, aunque el ser cabeza de cartel no garantizaba un set más amplio por lo visto, pero ya hablaremos de eso más adelante, que en una tarde que prometía Black Metal de primer nivel, en Resistance fuimos al RBX a ver un espectáculo memorable.
Sol Sistere abre los negros fuegos con un Black Metal de corte atmosférico muy bien elaborado, personalmente los he visto dos veces con anterioridad y es una de las bandas de la escena blackera nacional que me encanta, sobre todo su último trabajo “Sol Sistere” (2021), que es en donde (en mi humilde opinión) encontraron una voz propia, más allá de favoritismos personales, debo decir Sol Sistere se presentó con un set breve, pero que logró encapsular su historia como banda de forma contundente, canciones como “Relentless Ascension” o “Nothofagus” no podían faltar, y el público que, si bien es cierto entraba por goteo, disfrutó de una presentación impecable a manos de los primeros teloneros, demás está decir que me quedé con gusto a poco, pero eso ya es otro asunto.
Al contrario de la banda anterior, a los Necrodemon no los había visto con anterioridad, y las ganas de tocar se olían en el aire, nos dijeron que post-pandemia venían de un hiato sobre el escenario de más de tres años, había hambre y sed de dar un buen espectáculo, y eso se notaba mientras probaban sus instrumentos. Decir que tenían ganas de tocar luego de tanto tiempo es quedarse corto, ya que las ansias eran notorias, y ¡vaya pues qué ansias habían! Tanto sobre como bajo el escenario por ver ésta presentación. “The Lost Kind of Magic” o “Satanized” no dejó a nadie indiferente en la RBX, mientras que en “Que Muera el Perro Jesús” hubo un pequeño inconveniente técnico con el que la banda salió airosa , con gracia y profesionalismo comenzaron otra vez, no sin antes soltar una risotada ante un asistente que gritó “que viva el perro Jesús” generando las risas sobre y bajo el stage, más allá de ese percanse, notable lo de Necrodemon, haciendo uso de una indumentaria acorde a su música y blasfemando sin control.
Quedando ya sólo el plato de fondo de ésta obscura velada, veíamos cómo en el escenario se iban acercando los músicos de Uada, cachureando sus amplificadores, colocando sus pedaleras e instalando un armatoste con una imagen de una suerte de galaxia que adornaba ambos lados de la batería, una actitud muy DIY, que me sorprendió al mismo tiempo que me agradó, debo decir. Con todo ya en orden, las luces se apagan y por el sistema de audio del recinto, suena una música ambiental que ya nos preparaba para lo que se venía.
Uada entra en escena y sin mediar ninguna palabra “The Purging Fire” inicia el fuerte repertorio de los norteamericanos, mostrándonos desde el vamos esa mezcla de un Black Metal brutal con una melodía reconocible que hizo tararear hasta el más arisco. “Snakes and Vultures” seguía poniendo al frente su más reciente trabajo mientras que ya “Djinn” del disco del mismo nombre trajo un clásico que hizo vibrar a una asistencia que ya repletaba el RBX. Cabe decir que la interacción de la banda con la audiencia fue nula, más allá de un par de ademanes muy de vez en cuando, sin embargo la relación del espectador con el cuarteto fue simbiótica, ellos venían a tocar y nosotros íbamos a verlos, fin del asunto, y ese trato tácito se mantuvo de principio a fin.
Más allá de la frialdad de la banda o su casi nula comunicación con el respetable, bajo el plató la energía era incontenible, con la gente cantando las letras, tarareando la líneas melódicas y todo un cuanto se podía hacer para mostrar cierta participación a la banda, y es que es curioso cómo una banda puede transmitir tanto con la música sin decir nada, ya que bajo esas capuchas de las que sólo salían sus cabelleras, se notaba cierta actitud de agradecimiento a un público que lo dejó todo, como la banda en sí, que en canciones como “The Dark (Winter)” o “Cult of the Dying Sun” tenían a todo el público a sus pies, literal y figurativamente. Lamentablemente todo tiene un fin y “Black Autumn, White Spring” cierra el set de Uada con un solo tremendo por parte de Kevin Bedra, guitarrista relativamente nuevo en la agrupación que muestra sus laureles con orgullo.
Más allá de las etiquetas, todo lo vivido anoche fue un espectáculo de primer nivel, con bandas de primer nivel no sólo por la grandeza de Uada, sino por la grandeza de la escena local, ya que tanto Sol Sistere, como Necrodemon supieron mover a un público participativo de principio a fin. Me he repetido harto últimamente con ésto mismo pero vuelvo a dejar mis enhorabuenas a un equipo de sonido excelente, que no escatimó en recursos desde el inicio, haciendo que el sonido de todas las bandas fuera supremo de principio a fin, con una claridad y calidad superlativas. Uada por su parte, a pesar de su nula comunicación con el público supo ganarse a una audiencia ansiosa de ese metal negro de corte actual, y aunque su despedida fue tan abrupta como su comienzo nos ofrecieron un rito breve, conciso pero contundente.
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