Estamos a pocos días de que Folkheim, un ícono del metal nacional, se presente junto a Samael en la celebración del disco Passage, pero hoy mi invitación es a recorrer un poco la discografía de nuestros compatriotas y volver al debate de la plurinacionalidad.
Cuando escuchamos la palabra Folk Metal nunca vamos a tener la misma respuesta. Este subgénero nace desde la cultura de un territorio en específico, de un suelo en concreto, de una gente y una cultura. Lo que igual es complejo de comprender , debido a que mucha gente cree que la idea de un país es algo uniforme y súper cuadrado. Todo lo que está ahí es igual y si sale de los límites es otra cosa (como si se tratara de un mapa del Age Of Empires).
Un país se compone de millones de personas, de miles de territorios y por ende de muchas culturas diferentes. En 2022 probablemente vimos una de las imágenes más extrañas del país gracias al plebicito, donde se armó toda una polémica debido al concepto de plurinacionalidad, dejando a los libros de historia del país como huevones hablando de pueblos originarios. Pero que bueno que existe el folk metal, que nos habla de estos lugares comunes y que gracias a Folkheim me permite retomar este debate con una maravillosa selección de temas.
Vaai Honga Kaina
En el mundo "moderno" (que ironicamente es un concepto bien antiguo) lo que no es tuyo lo puedes comprar y el Estado de Chile en 1888 hizo eso con la Isla de Rapa Nui, todo a través de un documento de cesión llamado Vaai Honga Kaina, el cual prometía progreso, protección y futuro al pueblo.
Sin embargo, es cosa de preguntarle a los isleños por la relación con el continente. El olvido y desconexión son palabras que deberías ir anexadas a dicho documento, donde con el pasar de los años se les pide a ellos ser más como nosotros, pero no hay un mayor interés por cuidar y preservar su cultura, porque este es otro pueblo. Como nos muestra la canción, la esperanza y fe poco a poco con el pasar de los años quedó sólo en promesas muertas y desconocimiento de una cultura ancestral.
Illkun
Si bien, en una parte existe negociación por con el pueblo Rapa Nui, el caso del mundo Mapuche fue totalmente distinto. Claro, "la plurinacionalidad les va a dar leyes por sobre nosotros" se escuchaba en los televisores y la gente se indignó y sintió miedo (muy de la mano de las Fake News). Pero a mí, personalmente, me impresiona que nunca fueron capaces de sentir empatía, porque eso fue lo mismo que le pasó a los mapuche con la "Pacificación" de la Araucanía en 1861.
El Estado de Chile planificó una ocupación militar de un territorio y una cultura ajena, así de simple. Folkheim lo retrata con dureza y crudeza en su música, porque no hay otra forma de decirlo. Mucho de la historia del sur de Chile se tiñe de un rojo sangre, porque fueron miles los que murieron y que hasta el día de hoy sigue siendo una herida abierta en la actualidad del país.
Kiepja
Uno de los últimos singles de Folkheim fue "Kiepja", una obra maravillosa y potente para una realidad tan siniestra y para la que no se hace nada. Esta canción habla sobre Lola Kiepja, denominada como "la última Selk' Nam", fallecida en 1966.
Los Selk' Nam (también conocidos como Onas), eran un pueblo pacífico y muy alto por lo que se cuenta, con una cultura tribal muy llamativa e interesate, un legado masacrado por españoles, chilenos, argentinos y quizás cuantos más en búsqueda de riqueza. Este es un tema estremecedor, para una una realidad tortuosa, sólo imagínate lo que debe ser haber vivido viendo como tu cultura, como tu pueblo, tu gente iba desapareciendo hasta que tú fuiste lo útimo que quedó de ello y nada iba a detener a la muerte.
Hijos del Salitre
A veces por no tener esta herecia en la sangre la gente lo ve lejano a su realidad, bueno hablemos entonces de chilenos, en específico de norteños. La clásica obra de Folkheim "Hijos del Salitre" nos lleva a ese prometedor norte, donde el salítre iba a ser la esperanza de cientos de familias gracias a las riquezas que iba a traer.
Es curioso, porque todavía sigue existiendo el mismo discurso, pero ahora con el cobre. El salitre en el país dejó empresarios ricos, matanzas y obreros enfermos (sino lea Subterra), y esa realidad de finales del 1800's no veo que cambie mucho de hoy en día. Entonces, parece que sí somos herederos de esa cultura.
Chile es un país largo y enorme, lleno de variedades en todo sentido. Que bello es entonces que exista un subgénero como el Folk Metal, que nos permite tener algo tan surtido como culturas en el territorio.
Folkheim a lo largo de su carrera no ha necesitado de una extensa discografía, por el contrario, es corta pero potente. Es una antología de historias, de relatos de una misma tierra y de diferentes culturas, unas que conviven en eso que llamamos Chile, un lugar tan peculiar que hace sólo unos meses discutía si tenía varias culturas o no.
Mientras algunos creen que los pueblos originarios son un atractivo turistico que algunas agencias de viajes promocionan como un baile/cena al final del recorrido, existe un Folkheim que alza la voz y dice que esto no se debe olvidar, haciendo llegar su mensaje a través de los acordes y sonidos de la música metal.
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