La tarde en el Teatro Cariola se encaminaba a ser un perfecto "viernes chico" thrashero ya que no sólo fue un concierto, sino una experiencia thrashera que quedará grabada en la memoria de los asistentes. Recordemos que el regreso de Dark Angel a los escenarios fue en el mítico The Metal Fest de 2014, y luego fueron ellos mismos quienes coronaron el retorno del festival metalero criollo este mismo año. Además, parte de este cariño que tiene Chile con la banda radica en la historia del metal chileno, que tiene una base fuerte y cimentada en el thrash.
El escenario se encendió a las 19:58 con la presentación de Distraught, una banda nacional que, a pesar de enfrentarse a problemas de sonido y una modesta audiencia, logró dejar su marca con un set de thrash metal clásico y técnico. Los solos magistrales de su guitarrista resonaron en las paredes del teatro, dando inicio a una velada que prometía intensidad. El inicio sonó fuerte con la canción "Violence in My City" con tonos marcados de su propuesta thrash técnico que se fusiona con la esencia de la vieja escuela. En la canción "Majestic Twelve" el vocalista sacó una tremenda y flameante bandera negra de Chile, relacionada con el estallido social de 2019 en Chile que puso en jaque la institucionalidad y derivó en un proceso constituyente que aún no se cierra. Tocaron "Protesto" del primer álbum, que nos hizo sentir la fuerza del descontento y la idea de que los medios pueden influir en cómo percibimos el mundo, animándonos a ser críticos sobre la información que consumimos. En general, la banda mostró mucha gratitud por el apoyo y la oportunidad de tocar con Dark Angel, terminando su show con un tremendo patadón con el tema "Russian Roulette".
Nuclear
tomó la batuta a las 20:41, con un público más nutrido y expectante. Aunque los
problemas de sonido persistían, la banda desató su thrash veloz, característico
de los escenarios internacionales que han conquistado. Durante 50 minutos,
Nuclear mantuvo a la audiencia en vilo: Iniciaron la velada con una
introducción estruendosa que encendió la chispa de un tímido pero animado mosh,
marcando el compás para sumergirse de lleno en el segundo tema, "Dolo".
La energía liberada en esta etapa disipó cualquier atisbo de timidez entre los
asistentes. La intensidad continuó con "Killing Spree", un
auténtico bombazo sonoro que resonó más allá de los límites del Teatro Cariola,
llegando incluso a oídos más allá de La Alameda. El conjunto desplegó thrash del más puro y
clásico linaje, motivando a cada espectador presente con una amalgama de temas
recientes y clásicos atemporales. Un ejemplo palpable de esta fusión musical
fue "Pitchblack" extraído del álbum "Murder of Crows"
del 2020. Este tema, que se inicia con cautivadoras guitarras acústicas, tejía
una atmósfera serena y envolvente, solo para ser abruptamente corrompida por la
entrada magistral del sucio thrash clásico. La transición, desde la calma hasta
el caos sonoro, encapsuló la habilidad única de la banda para fusionar
diferentes matices en su propuesta musical, creando así un impacto que resonó
profundamente entre los presentes y culminando con la ovación generada por la
interpretación de "Apatrida".
La espera por el plato principal, Dark Angel, no hizo sino aumentar la anticipación del público. A las 22:01, con el teatro casi a capacidad máxima, la banda irrumpió con fuerza interpretando clásicos como "We Have Arrived" y "Time Does Not Heal". Gene Hoglan, con su batería iluminada y casi bendecida por los Dioses de las batacas, marcaba el pulso de un espectáculo que encapsulaba la esencia misma del thrash americano.
El momento
más emotivo se vivió con la ejecución de temas del icónico álbum "Darkness
Descends", un tributo sentido al fallecido guitarrista fundador, Jim
Durkin. La destreza de Laura Christine, quien asumió las guitarras en este
contexto, se destacó, elevando aún más la calidad del espectáculo. El sonido,
que previamente había presentado inconvenientes, mejoró notablemente, inundando
el teatro con la potencia inconfundible de Dark Angel.
Ron Rinehart, el carismático vocalista, agradeció efusivamente al público y rindió homenaje a Jim Durkin, generando una conexión especial con la audiencia. Clásicos como "Under of the Undead" que tiene la particularidad de levantar muertos dejó al descubierto la precisa ejecución de la guitarra de Laura Christine, la cual es implacable. El sonido de esta parte del show mejoró muchísimo; fue oportuno e impecable en cualquier lugar del teatro y probablemente el hecho de contar con el recinto lleno pudo haber ayudar a esto; "Black Prophecies" cerró la noche con un estallido de emoción y humildad. Dark Angel demostró, una vez más, por qué son referentes del thrash metal, manteniendo su vigencia y dejando una huella imborrable en el corazón del público chileno.
La
tripleta de bandas ofreció más que un simple concierto; fue un viaje por el
thrash metal sin fronteras, con momentos intensos, mosh pits y la inconfundible
sensación de estar inmersos en la esencia misma del metal. La jornada fue un
recordatorio de que el thrash está más vivo que nunca, y la conexión entre las
bandas y el público chileno sigue siendo una llama ardiente que perdura a lo
largo del tiempo. La experiencia del jueves no fue solo música; fue un
testimonio de la fortaleza y durabilidad del género, un lazo que une a
generaciones y establece al Teatro Cariola como un santuario del thrash en
Chile solo por esta jornada. La noche concluyó, pero la resonancia de los riffs y la energía
persistirán mucho después de que las luces del escenario se apaguen.
Por Alejandra Pino
Fotos cortesía de: Rubén Gárate (brutal_pebre_)
Setlist Dark Angel
- We Have Arrived
- Time Does Not Heal
- Never to Rise Again
- No One Answers
- The Death of Innocence
- Darkness Descends
- The Burning of Sodom
- Hunger of the Undead
- Merciless Death
- Death Is Certain (Life Is Not)
- Black Prophecies
- Perish in Flames
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1 Comentarios
la cancion es hunger of the undead....no under of the undead que alejandra pino corrija el review jajajaja
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