Esta columna es personal y con un sabor agridulce. Por un lado, es una despedida a 13 años como periodista musical en la escena nacional, pero por otro lado son recuerdos, anécdotas y amigos que me regaló este medio para poder hoy escribir una última nota hablando de eso que tanto amamos y hablamos, pero que al mismo tiempo poco conocemos, la escena y la prensa musical.
Durante años he visto cambiar la escena, sus músicos, sus personajes, sus fotógrafos y sus redactores. Año tras año varios van dejando este viaje y nuevas caras se van sumando, en un noble oficio como es el de hacer periodismo musical. Porque sí, esto es un oficio, uno que nace desde la pasión y cariño mismo, no recibe (en su gran mayor parte) remuneración económica, sólo una gratificación espiritual que a muchos de los que hacemos esto es más que suficiente.
Recuerdo el año pasado haber leído una columna de La Cuarta, donde se cuestionaba ¿qué fue de la prensa musical? Ardí en rabia. Recibí dicha nota el primer día de cobertura de Lollapalooza una instancia donde los medios independientes (los mal llamados medios chicos) estamos ahí corriendo y aperrando de escenario a escenario, sudamos cada minuto y nos movemos para hacer malabares con el internet y llevarles la mejor cobertura. Claro, no tenemos stand ni sillones como radios y los medios grandes que están invitados, pero ahí estamos con corazón y nos paramos de igual a igual, de tú a tú y defendiendo que esta es nuestra cancha.
Porque claro, a veces es intimidante, competimos contra gigantes y nosotros que estamos ahí todo el año a veces quedamos afuera, pero aún así y sabiendo que la lucha puede ser desigual vamos a pelear contra molinos de viento. Parecemos locos, lo sé, pero como te dije arriba esto es pura pasión.
Es una llama que no se apaga, por más difícil que sea el escenario ahí siempre estuvimos y entre compañeros - en esta página llamada Resistance - la fraternidad se hizo parte y nos levantamos para seguir un show tras otro dando la cara, aunque ya no pudiéramos con el cansancio. Pero sé que no somos sólo nosotros, son varios medios independientes que llevan años dando la lucha por algo en lo que creen, la escena.
Así es, creemos en la música nacional y si bien podemos tener una preferencia por algunos géneros, damos todo por poder levantar a esas bandas que nos confían sus sueños de llegar lejos. Ahí están los medios independientes, siendo los primeros en levantar sus banderas para luchar junto a ellos y acompañarlos hasta ese punto que pueden andar solos.
Sí, no va a faltar el que dirá “oye, pero yo le mandé un correo y nunca me subieron”. Amigo, si no lo hacemos creeme que no es porque no queramos, es porque a veces el ritmo no nos da.
La escena nacional - en el género que sea - crece como la mala hierba, esa que se niega a morir y creo que es la mejor referencia. Porque en un país donde hubo un apagón cultural y donde la cultura muchas veces tiene tantas dificultades para surgir, que esta siempre sea tan próspera y fecunda es prueba de que la mala hierba nunca muere.
Esto es un abrazo a todos los, las y les colegas que durante años se han partido el lomo por darlo todo por la escena. Nadie nunca nos dio ni regaló nada y por eso déjame ser hoy quien te aplauda y te diga gracias por todo lo que has realizado.
Siempre lo he sostenido y lo sigo creyendo, porque en un país donde a las radioemisoras les deben poner una ley para pasar música chilena hay algo que es muy cierto, el día que los medios de música independientes no estén toda la escena muere.
No se trata de hacer periodismo musical desde una burbuja, donde los periodistas son seres casi divinos que están criogenizados y sólo salen para ir a conciertos de alto estándar. Se trata de estar ahí donde lo vive y vibra el fanático, ya sea en el Óxido a las 3am o ya sea en el Teatro Municipal. Nuestro deber es estar ahí con el fanático, vivirlo y repirarlo como él, no interpretarlo desde la comodidad de un asiento.
Hay una polera de La Mala Religión que dice “Apoya a tu escena local” (y probablemente usan la frase en hartos lados más, pero yo la leí ahí), y eso incluye a tus medios locales.
Pero antes de despedirme y dejar lo que serán mis últimas palabras escritas, una invitación a los fanáticos. Dejemos el teclado y actuemos más.
El teclado aguanta muchísimo y puedo llenar estas líneas de eufemismos y metáforas sólo para probar un punto, pero las acciones hablan mucho más. Apoya a tu escena, no te quejes por Facebook, anda a sus shows, compra su merch y escucha bandas nuevas, por favor.
De nosotros depende mantener la escena viva, de nosotros depende que esta escena que siempre se ha catalogado de “prometedora” deje de ser eso y pase a consagrarse, de ti depende.
Que la música - y sobre todo la chilena - nos siga uniendo, hermanando y llenando los corazones. Durante 13 años alimenté el mío contando y narrando sus historias, las de miles de fanáticos que vibraron conmigo un concierto, las anécdotas de amigos y mis momentos más personales. Que la música siga sacando lo mejor de ti y de los demás, pero por sobretodo, que siga alimentando la pasión, rebeldía y locura de todos esos que quieren hacer periodismo musical.
No hablo de esos que hacen un ranking de los 5 mejores temas de “X” artista en Spotify, hablo de esos que lo viven y que lo sienten. A aquellos que escriben con el corazón en cada palabra, con las patitas cansadas de tanto saltar y con la garganta ardiendo de tanto gritar. No dejes de compartir tu pasión por la música, porque gracias a ti esta escena sigue latiendo, sigue creciendo y sigue prosperando. Eso es lo que la escena y la prensa musical piden.
Dedicado al equipo de Resistance (los que quedan y los que pasaron).
Por Felipe Pino Guerrero.
1 Comentarios
Gracias por tanto don Felipes, perdón por tan poco
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