Carcass es una de esas bandas obligatorias dentro del mundo del death metal, ya que marcaron un precedente con sus combinaciones rítmicas y sus letras basadas en el Netter de anatomía, sumado a complejos procesos quirúrgicos y cadáveres putrefactos fueron la combinación perfecta para ganarse un lugar en la historia, por lo que no podíamos quedarnos fuera de su regreso a Chile. La invitación la cerró Pentagram, banda insigne de la escena nacional que al igual que los ingleses, han tenido distintos hiatos y encarnaciones, aunque con una carrera menos prolífica, también se niegan a morir. Por lo que nos dirigimos directo a San Diego, para disfrutar de esta escena llena de furia, cadáveres y bisturís al interior del Teatro Caupolicán.
La jornada partió temprano, algo que se agradece cuando tienes sobre 30 para un domingo de otoño, a las 18:45 junto a Pentagram, banda chilena con una larga trayectoria en la escena del metal ochentera, como parte de los pioneros en nuestra nación, se tomaron un largo hiato, con un pequeño regreso en los 90' para volver en gloria y majestad el 2009, retomando el espacio que habían dejado libre con discazos y potentes presentaciones en vivo.
Hoy abriendo para Carcass, mostrando parte de su último trabajo, Eternal Life of Madness (2024), arrollando el lugar con el peso que uno espera de una gran banda como Pentagram, dando su primer golpe con El Imbunche. Una batería incesante que te golpea directo en la mandíbula, guitarras desgarrándote riff tras riff y un bajo gigante que se planta con todo sobre el escenario, los nacionales vinieron a dar clases de death metal al Caupolicán, liderados por Anton Reisenegger, quien se yergue como un estandarte indiscutido del metal nacional.
Lo único que podría ensuciar su show es Anton pidiendo el apoyo para las bandas nacionales, no porque esto no sea necesario, y que debemos cuidar y apoyar a nuestra escena, si no porque tiene a un Caupolicán lleno a sus pies y está demás decir que la fanáticada de Pentagram sigue creciendo y afianzándose día a día. Cerraron su noche con Demoniac Possession, uno de sus grandes clásicos fundacionales de los 80', demostrando que mantienen su estilo, pero siempre dándole una vuelta y empujando sus canciones con una bocanada de aire fresco.
Se acercaban las 20:00 horas y el teatro se llenaba expectante de vivir el regreso de Carcass, quienes aparecieron sobre el escenario con Buried Dreams, uno de sus clásicos infaltables y desatando la locura del lugar, pusieron el pie en el acelerador para no detenerse hasta tocar su quinta canción This Mortal Coil, momento en el que recién se tomaron una pausa para que Jeff Walker saludara al público con un “Buenas noches Santiago, cómo estás?”, lanzar botellas de agua, y escuchar el Olé Olé de los asistentes. El vocalista tomó las riendas de la noche como buen frontman para decir “Estuvimos en Argentina y les dije que eran el mejor público del mundo, pero parece que me equivoqué. Demuestren lo contrario!” azuzando a la multitud a volverse locos con los británicos.
Uno a uno fueron sonando los clásicos de la banda como Death Certificate o 316L Grade Surgical Steel, mezclados con temas de su último trabajo como Dance of Ixtab, así como canciones mezcladas como Black Star/Keep On Rotting in the Free World, procurando así que nada quedase fuera del show, abarcando más de 30 años de historia de death metal y grindcore, puro y duro. Walker se tomó un respiro para pedir disculpas al público porque estaba con una sonrisa de oreja a oreja y no paraba de reír, cuando “Se supone que yo debería ser el mal, pero no puedo parar de reír porque lo estoy pasando la raja”, y sin duda el sentimiento era mutuo, porque el público enardecido gritaba, coreaba y mosheaba cada tema.
La noche llegó a su punto más álgido cuando sonó la icónica Heartwork, con su riff de guitarra inconfundible y que probablemente define gran parte de los que es el sonido de Carcass, y lo que nos enamoró de la banda. La energía fue tal que en el centro de la cancha se iluminó el Caupolicán producto de una bengala furiosa que comenzó a girar junto al mosh, encendiendo aún más los ánimos del teatro, obligándote a moverte con la marea humana que se remecía de un lado al otro, como si fuese la combinación de Baquedano en horario punta, para cerrar el setlist con Tools of the Trade, desapareciendo furtivamente tras el escenario.
Tras unos minutos de pifias para que volviera la banda a escena, los ingleses volvieron al ruedo para golpear con tres temas que tocaron sin detenerse, volviendo a su época más grind con Genital Grinder, Pyosisified (Still Rotten to the Gore) y Exhume to Consume, cerrando la noche con un público en éxtasis que no podía creer que tras una hora y poco más de 10 minutos, 19 canciones, y velocidad a tope, haya finalizado el tan esperado show de Carcass, por lo que nadie se movió de su lugar, todos aplaudían hasta que Jeff dio la orden diciendo “Enciendan las luces, ya no hay nada más que ver acá”, para desaparecer tras la cortina después de haber lanzado decenas de uñetas.
Mojado hasta el tuétano, entre agua, sudor y cerveza, el pelo pegado, y la polera directo al estruje, me fui del Caupolicán con el corazón lleno de Carcass, death metal, velocidad, carne picada y cuerpos desmembrados, que me durará hasta la próxima llegada de los británicos. Una bandaza que si bien sus discos son muy divertidos de escuchar, verlos en vivo, es una experiencia totalmente distinta que me llevaré en el cuerpo por varios meses.
Pentagram
Carcass
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