Mientas Santiago se cubre en su inmensidad de nubes grises que claman por lluvia, mientras la ciudad colapsa por milímetros que más al sur sería un día habitual, y queda en parcialidades a oscura, en pleno corazón de la capital se daba el regreso de una de las bandas españolas más polémicas de la historia Mägo de Oz.
Más allá de entrar al debate sobre el estilo, sobre lo true o no true, sobre si es metal o rock, y un sin fin de discusiones etéreas que solo quitan el sueño a un par de seres en un computador, lo importante de Mägo de Oz no va con su innovación, sino por el significado que carga para jovenes, viejos, nuevos y no tan nuevos que se resumen en: "Yo escuché a Mago" o "Grande Mago"
En esta oportunidad, y luego de dos años, y con un gran cambio en el frente de la banda, los comandados por Txu y Mohammed, vuelven a nuestro país presentando lo que, para quien escribe, es el mejor disco de Mägo de Oz en, por lo menos 20 años.
Ya desde las primeros cortes como "Alicia en el Metalverso", "El Metalverso" y "El Paseo de Los Tristes" se iba notando el nuevo gran acierto de los madrileños para la elección de su vocalista, que en esta oportunidad es realizada por el debutante Rafa Blas, quien poco a poco iba juntando los leños para un canto en la hoguera.
Violines y cervezas iban y venía, los leños se apilaban, y el círculo alrededor del fuego se hacía cada vez más estrecho, y es que lo que significa Mägo de Oz en Latinoamérica, especialmente en Chile, es algo que muchos suelen olvidar: el rito de iniciación en los sonidos distorsionados.
Más allá de el sin fin de polémicas en que se ha envuelto la banda, no distinta a la de otras bandas de habla inglesa, para todo joven, no solo aquellos pequeños treinteañero e incluso cuarentón, Mägo de Oz es de las primeras bandas de nuestra lengua que pudimos escuchar, e incluso la primera banda que seguimos todos los pasos. Esa banda de las canciones con lagrimas, esos himnos que nos hacen creernos los más espanta viejas de la cuadra, aquella agrupación de la polera negra, ya gris, de la bruja de atuendo purpura, esa banda que comenzó todo nuestro recorrido en el metal y el rock.
Y eso es lo que transmite canción a canción los españoles, y se va notando no solo en las canas que acompañan a pequeños entes pintarrajeados o con sus audifonos para proteger sus pequeños oídos, sino también como se van disfrutando aquellos clásicos que han formado a generaciones, y que transmiten, de manera transversal ese sonido, con "La Venganza de Gaia", "Aquelarre" y "Gaia", que no destacan especialmente por ser canciones cortas, sino por tratarse de verdaderas operas.
Uno piensa que si el cariño se siente solo aquí, estamos muy equivocados, pues los españoles saben que su prueba de fuego es en Santiago de Chile, y esto traspasa fronteras, incluso saliendo del teatro, cuando un grupo de jovenes ayudaron a los miembro, el mismo miércoles, con el diluvio en contra, para que don Fernando Mainer pudiera atenderse en algún centro médico de la capital (sí claro, capaz que haya sido en La Clínica Alemana, pero es bonito soñar).
Contra todos y contra todo, los madrileños hicieron de esta noche lluviosa una verdadera fiesta en la hoguera, con saltos y gritos que hicieron retumbar el recinto cuando suenan los ritmos de "Hasta que el Cuerpo Aguante", "Molinos de Viento", "La Costa del Silencio" y "Fiesta Pagana", que terminó por poner a todas y todos los presentes a bailar alrededor de fuego que nos presenta en la más pura igualdad, sin cadenas, sin ataduras, de ninguna clase.
Finalmente, cuando uno ve el jolgorio que se arma por este tipo de bandas, agrupaciones tan criticadas e incluso renegadas por muchos tres tristes trues azumagados, uno tiende a reflexionar sobre el propio mensaje de Mägo de Oz en su último disco, internet es una caja de resonancia para un pequeño grupo que suena más fuerte que numeroso, porque llenar 2 veces el Caupolicán no lo hace cualquiera, menos que te coreen y bailen todas tus canciones.
Pero tranquilo, en este cantar transversal hay lugar para los arrepentidos, para los que han negado a Mägo de Oz tres veces, pues la hoguera es un lugar transversal, en que cantan nuevos y viejos, jovenes y vejestorios, todas y todos invitados a disfrutar como mejor les plazca.
SETLIST
Alicia en el metalverso
El metalverso
El paseo de los tristes
Luna de sangre
La venganza de Gaia
Aquelarre
Por si un día te pierdes
El aplauso herido
Hasta que el cuerpo aguante
Molinos de viento
La leyenda de la llorona
Gaia
Encore:
Seremos huracán
La costa del silencio
Fiesta pagana
Fotografías por Mauricio Villaroel
Review por Gonzalo Ruiz
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