De esto último tenemos ejemplos por montones, tantos que podríamos dedicar un especial completo a todos ellos (incluso más de uno), pero esta reseña trata de un ejemplo del primer cuadrante. Un espectáculo que vivía libre de renta en la mente de sus seguidores, y que finalmente, tras no uno, sino dos esfuerzos de concretar un show en nuestro país, se consiguió: Turnover debutó en nuestro país.
La banda oriunda de Virginia, Estados Unidos, aterrizó en Sala Metrónomo después de casi cinco años de intentos frustrados de traerlos, para mostrarnos su trabajo, que dicho sea de paso se ha engrosado durante el último tiempo. En una cita única, el local de Ernesto Pinto Lagarrigue se agolpó de cientos de personas entusiasmadas por presenciar el debut de una de las bandas más importantes de la época dorada de Run For Cover Records.
Las puertas se abrieron puntuales, a las 19:00 horas comenzó a ingresar el público, quienes en un intento por capear el frío entraron rápidamente a esperar que se prendiera la jornada. La banda encargada de abrir la tarde fueron los locales Estoy Bien, quienes se pararon sobre el escenario de Sala Metrónomo cerca de las 20:30 horas para dar rienda suelta a su breve, aunque intenso, show.
La banda nacional goza de un gran éxito desde hace ya un tiempo, su reciente álbum “Apoyo Emocional” (2023) fue uno de los grandes lanzamientos del año pasado, que los ha llevado a presentarse en diferentes escenarios -incluyendo un show en Lollapalooza en la última edición del festival- ganando apoyo y reconocimiento en el circuito local. Algo que dejaron más que claro con el espectáculo de apertura que montaron el día de ayer. Rock emocional y potente es el combo directo al mentón de los asistentes que propina el trío local; repasando lo mejor de su álbum más reciente, con uno que otro tema de sus trabajos prematuros. Estoy Bien gasta un show pulcro de casi media hora a todo dar con la que el público comienza a vibrar el esperado debut de Turnover en nuestro país.
Son los mismos Austin, Casey, Danny y Nick quienes montan y testean sus instrumentos tan sólo momentos antes de que empiece el show; motivo por el que el inicio de este tomó por sorpresa al público. Sin introducciones, parafernalia y pasos adicionales, cinco minutos antes de lo estipulado los oriundos de Virginia soltaron su presentación con "Tears of Change" y "Myself in the Way" -que da nombre a su último lanzamiento- abriendo lentamente el show cargado de su material más reciente. Los asistentes comprenden que la banda que quizás conocieron con aquellos temas más movidos de la era de "Magnolia" (2013) y "Peripheral Vision" (2015) está cada vez más lejos de volver, pero lo abrazan con gusto convirtiendo la Sala Metrónomo en una pista de baile para todos los gustos.
Con algunos problemas de sonido en el primer cuarto del recital, razón por la cual tuvieron que interrumpir brevemente el tercer tema -"Ain´t Love Heavy"- y hasta quitar una canción incluida en el setlist -"Pure Devotion"-, la banda liderada por Austin Getz presentó un laberinto basado en sus últimos cuatro discos, los cuales bien distintos de su álbum debut, siguen un sonido consistente que oscila entre el shoegaze y el dream pop. Un estilo original que, si bien ha sabido convocar a una nueva masa diversa de seguidores, ha dejado algunos nostálgicos de ese sonido emo punk en el camino. Estos últimos, si bien se mantienen con la banda en cada lanzamiento, no abandonan esa ambición de que vuelva ese sonido "Magnolia" con el que se enamoraron de Turnover; es más, en el mismo show entre temas, se escuchó más de un grito de fondo pidiendo canciones del debut a la banda.
El show siguió un temple bastante monótono, sereno pero bailable, hasta el último tercio de temas -la mayoría pertenecientes a su exitoso "Peripheral Visions" (2015)- donde se desató la locura en la pista de Sala Metrónomo, cumpliendo así con las expectativas de quienes querían aunque fueran unos minutos de euforia. Con "New Scream" comenzó el pogo y uno que otro stage five desde el público, quienes liberaron una auténtica locura en la parte frontal de la cancha. Algo que se intensificó con la llegada de "Take My Head", uno de los temas más movidos del setlist, en el cual comenzó a llover la gente y la acción en cancha subió varios niveles. Con el sencillo "Cutting My Fingers Off", también de "Peripheral Vision", Turnover se despidió de su público chileno a puro pulso y algarabia, los asistentes no perdieron ni un solo segundo de su tiempo para devolverle a la banda una entrega inolvidable en un debut más que esperado.
En casi una hora y diez minutos, la banda norteamericana encantó a su masa diversa de fanáticos, quienes salieron contentos del local de Bellavista con lo justo: ya no había que esperar más, vimos a Turnover debutar en nuestro país y lo dimos todo dentro de lo posible, el resto es lujo. De momento, los seguidores de la banda tendrán que esperar a probar suerte en una siguiente venida de la banda para ver si es que es posible conseguir aunque sea un corte del añorado disco debut, pero no hay que temer, porque ganas no faltan y si pudimos esperar cinco años, podemos esperar un poco más para decir: Hola Euforia, tanto tiempo.
Setlist Turnover
- Tears of change
- Myself in the way
- Ain´t Love Heavy
- Humming
- Like Slow Disappearing
- Super Natural
- What got in the way
- Parties
- Plant Sugar
- Much after feeling
- Humblest Pleasures
- New Scream
- Diazepam
- Dizzy on the comedown
- Take my head
- Hello Euforia
- Cutting my fingers off
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