En el mundo de la música, existen diferentes categorías para calificar el talento de un artista. Puede ser por su destreza musical, donde la interpretación de cada instrumento es capaz de enaltecer el espíritu de quien escucha a niveles insospechados con tan sólo el sonar de un acorde. O también está el componente lírico, donde las letras -si es que ha lugar- en su conjunto son capaces de construir una fortaleza impenetrable de significados afín para cada experiencia que el auditor considere pertinente, en donde todos los caminos se tocan para contar una historia determinada. Y, finalmente, está la presentación de lo anterior, donde la interpretación se encuentra con el desplante del artista como canal de difusión teatral, para darle un broche a aquello que ya ha podido expresarse por medio de la creación en sí. La interpretación musical vendría a ser -a mi juicio- la pieza más importante de este rompecabezas, ya que permite a quienes escuchan, comunicarse directamente con el creador en su forma más pura, entregar retroalimentación en diferentes variantes: con el agradecimiento más profundo, cantando, bailando o vitoreando; o también, el castigo más duro, no hacer absolutamente nada.
Creo que quienes hayan asistido el día de ayer al show de City and Colour en Teatro Coliseo pueden encontrar un amplio acuerdo en que la presentación del proyecto solista de Dallas Green es un ejemplo de integridad en lo que refiere al talento artístico. El artista canadiense regresó a nuestro país con un repertorio único, lleno con las piezas más importantes de su carrera musical, y acompañado de una interpretación que raya en lo sublime, algo que sus seguidores chilenos -reconocidos por el mismo Green como uno de sus públicos más especiales- pudieron disfrutar hasta sacarle color al sentimiento. Y es que la propuesta de City and Colour refleja eso: una banda cae en una ciudad y se dispone a inundar de color hasta el último rincón del vecindario al calor de un par de acordes.
Sin banda soporte ni intermediarios, directo al punto, la banda del artista canadiense subió al escenario pasadas las 21:00 hrs para dar comienzo a una verdadera liturgia musical. Con un breve "Santiago, los quiero mucho", Green le dio las primeras señales a sus compañeros para ejecutar las primeras notas de la jornada, abriendo una noche mágica. Con "Meant to be", canción que abre su último trabajo de estudio, City and Colour sumergió a los asistentes en una conexión única que se mantuvo intacta durante las casi dos horas de concierto. Las del público se iluminaban cada vez más con los movimiento Green y sus acólitos, quienes ejecutaban cada pieza del set con destreza y precisión, pero por sobretodo con sentimientos que afloraban a metros de distancia.
Con un comienzo arraigado a lo más nuevo, no pasa mucho tiempo para que la banda vuelva en el tiempo a sacar los clásicos del baúl. "Thirst", de "The Hurry and de Harm" -disco que ya cumplió 10 años de su lanzamiento- fue el primer tema de antología de la noche, marcando la vara entre los asistentes de lo que sería la recepción al repertorio convencional de Green. Algo que en diferentes momentos fue una constante, con temas de la talla de "We Found Each Other in the Dark" o "Weightless", ambos de su exitoso trabajo de estudio Little Hell (2011), que tuvieron un seguimiento excepcional entre los asistentes. Es interesante ver como el talento de Dallas Green le permite oscilar entre roles acústicos y otros más pesados -aunque al límite- con el cambio de instrumentos; algo que sin duda le entrega al proyecto una diferencia clave con respecto al resto de los artistas de folk.
Uno de los puntos álgidos de la noche vino cuando Green introdujo el cover a "Nutshell", original de Alice in Chains, canción que City and Colour ha incorporado en el setlist de sus shows desde ya el año pasado, a la cual el cantautor canadiense se ha referido como "Uno de sus temas favoritos de una de sus bandas favoritas de toda la vida". Y si bien quienes están familiarizados con el sonido de la banda liderada por fallecido Lane Staley saben que es complicado interpretar sus grandes éxitos, vaya que Green le hizo justicia. Con un arreglo vocal muy original, Dallas no sólo reverenció el genio creativo de Staley y Cantrell, sino que además decidió sumar elementos de su cosecha para -de cierto modo- hacersla suya: incorporar el sentir del tema en la interpretación, lo que uno busca realmente en un cover.
Con un cierre marcado por la interpretación de clásicos como "Hello, i´m in Delaware", "Northern Wind", "Coming Home" (que cerró con el coro de "This Could be Anywhere in the World" de Alexisonfire), y "Sometimes (I Wish)", canción que -dicho sea de paso- interpretaron por primera vez en casi 8 años y por única vez en la gira, el proyecto solista de Dallas Green despidió un nuevo paso por nuestras tierras, reafirmando un vínculo que puede quedar dormido pero que siempre está presente. Porque acá, vaya a saber uno el motivo, logramos conectar con lo que City and Colour propone, la ideosincracia de la agrupación si uno quiere.
En espeçífico, es cuando las palabras y los acordes son más que eso, son un abrazo al corazón, una compañía comprometida con el viaje personal de cada quien; que muchos comienzan y otros terminan, pero que todos pueden avanzar de forma armada al son de las canciones de Green y compañía. El show de ayer fue eso: una palmada de esperanza y júbilo, un llamado a vivir y sentir que las cosas valen con su pes; entender que los sentimientos también tienen sus colores.
Setlist City and Colour
- Meant to be
- Living in Lighting
- Northern Blues
- Thirst
- The Love Still Held Me Near
- Two Coins
- We Foun Each Other in the Dark
- Weightless
- Underground
- Atronaut
- The Grand Optimist
- Nutshell (original de Alice in Chains)
- Little Hell
- Waiting...
- Hard, Hard Time
- Hello, I´m in Delaware
- Bow Down to Love
- Northern Wind
- Coming Home
- Lover Come Back
- Sleeping Sickness
- Sometimes (I Wish)
Reseña por: René Canales
Fotos por: Diego Pino
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