The Get Up Kids no se definen como una banda cool. Y en eso estamos claros. Es más, podemos coincidir en que The Get Up Kids están tan lejos de ser una banda cool para los estándares de un grupo de rock and roll. De hecho, hasta se podría decir que son lo opuesto a una banda cool; pues, cuando uno se sumerge en la música de The Get Up Kids lo que encuentra no es más que una combinación de emociones que se lían entre lo ruidoso, lo confuso, lo inseguro y lo desafiante.
Ahora, esto no es necesariamente malo, y su segundo álbum, Something to Write Home About, es un gran ejemplo sobre como ser un desastre emocional a veces puede dar lugar a una música poderosa y estimulante. Así, las 12 canciones del funcionan, en su mayor parte, porque no tienen nada que ver con lo cool; el álbum explota con una potente combinación de melodías que nadan entre manifiestos de lo que no me mata me hace más fuerte para jóvenes -quizás hoy no tanto- despreciados, abandonados y despedidos por los cánones de lo que se define como "lo cool". Es así que el disco evoca una energía entre la confusión de que tener 17 años es lo mejor que te puede pasar; porque ciertamente nadie es genial cuando tienes 17 años y The Get Up Kids lo recuerda desde una época en la que la música era cuestión de vida o muerte. Cuando la música era la brújula de sentido para tu mundo; cuando era lo que te llamaba, te tendía un espejo y te prometía que no ibas a estar solo.
De la mano con los productores Chad Blinman y Alex Brahl, Something to Write Home About añade un brillo lleno de armonía a la fórmula básica establecida en el grandioso álbum debut de Matthew Pryor y compañía, Four Minute Mile. Mientras que la mezcla del debut a menudo traicionaba sus orígenes lo-fi, el sonido del Something es consistente, grande y brillante; inspirándose en el pop clásico de mediados de los 60´s y en la era New Wave de principios de los 80´s, así como en una variedad de elementos cruzados del hardcore de aquella época, el disco es una oda a las infuencias más grandes de la década de los 90´s.
Con la incorporación de los teclados en bucle, emulando perfectamente el trabajo de James Dewee en Duran Duran, proporcionando un contrapunto melódico a los golpes de la guitarra de Jim Suptic, entregan al álbum un aire de fiesta de como si fuera una fiebre de baile en los 80´s. Pero sin perder la algarbía de siempre, el sincero tenor de Matthew Pryor sigue siendo el centro de atención y ocupa un lugar destacado en la mezcla. La voz de Pryor es un lamento inconfundible, siempre al borde del exceso tembloroso: Herido en un momento, rebelde al siguiente. A su favor hay que decir que Pryor es ante todo un compositor y que su forma de cantar suele ser fiel a la melodía, sin necesariamente destacar sus capacidades vocales.
Something to Write Home About te deja asombrado desde el principio con un arranque furioso en el primer dúo de temas. El primer corte, "Holiday", sale disparado de los altavoces con un clásico slide de púa de guitarra digno de Pete Townshend, continuado por un llamado abierto de Pryor a la distancia: "Sé que pensaste que mi vida se detendría contigo lejos", antes de suplicar, "Tal vez pueda verte en las vacaciones" en el grito a un estribillo susurrante. "Action to Action" sigue con una mezcla de guitarras y teclados que introducen otra historia de “lo que hice mal”. Es un lodo sónico inflexible que sólo se escapa de su denso arreglo por un rato cuando Pryor suspira: «I'm down for whatever / What's there left to wait for», antes de que un grito y una carrera final aplastante a través del estribillo vuelvan a volar las puertas.
La banda exhala un poco durante "Valentine", una balada de espera por teléfono con una radiante coda multiarmónica que tiraría de la fibra sensible del fanático más duro del hardcore noventero. Luego, "Red Letter Day" devuelve el ruido mientras Pryor gruñe : "You're just a phase I've got over anyhow" al ritmo de la guitarra de Suptic.
A partir de ahí, las baladas y las melodías rockeras llenas de armonía se alternan a medida que Something se acerca a su clímax. Un gran estribillo de llamada y respuesta hace de "Company Dime" un tema destacado, mientras que "My Apology" rebota en un ritmo a medio tiempo con otro estribillo que hace mover la cabeza. El single, "I'm a Loner Dottie, A Rebel", es la historia de orgullo de Pryor tras una aventura de una noche con los ritmos irregulares y acelerados de la banda.
A lo largo del álbum, The Get Up Kids ajusta su ataque sónico lo suficiente para evitar la sensación de monotonía que a menudo puede plagar a bandas con un sonido tan distintivo, inyectando un tranquilo interludio acústico aquí, una línea de teclado con gancho allá, generando una atmosfera sencilla pero creativa y atrapante. Dándole a cada canción el suficiente cuidado individual para que se mantenga por sí sola, sin dejar de someterse a la sensación coherente y a la prisa del álbum.
Sin embargo, es en el lamento nocturno de "Long Goodnight" donde Something to Write Home About alcanza su cénit. La canción comienza como una canción de cuna de despedida que crece lentamente hasta alcanzar un crescendo chillón antes de terminar casi cinco minutos después en un susurro y con el disparo de despedida: "Si todo acabara esta noche / Sabes que no me importaría". Aquí, las melodías lloronas de la banda y las letras arrancadas del diario se combinan para golpear con un poder voyeurista desconcertante similar al de oír a tu mejor amigo leer en voz alta cartas de amor a su ex. A veces te dan ganas de retorcerte, pero normalmente te compadeces del tipo.
Las dos últimas canciones, "Close to Home", con su extraño toque country, y la tranquila "I'll Catch You", cierran el álbum con una nota de resignación donde Pryor admite finalmente: "Sigues siendo todo lo que me importa". Sí, la temática de The Get Up Kids se limita obsesivamente a variaciones sobre el desafiante tema del amante despechado, Something to Write Home About es un álbum que encuentra su tono inmediatamente y se esfuerza por mantenerlo durante 12 canciones, y esperar que Pryor dé un paso atrás en su dolor y ofrezca una perspectiva más razonada está lejos de la realidad. No se trata de encontrar respuestas, comprensión y resolución, el objetivo es la catarsis. The Get Up Kids grita su confusión y su dolor al mundo y no les preocupa esperar a que el eco rebote.
El enfoque único de Pryor funciona porque habla a su público de una forma que sólo un chico de 17 años sentado en su pieza sumergido en un par de audífonos puestos puede entender. The Get Up Kids son de su público y reflejan los sentimientos de sus seguidores como sólo pueden hacerlo las mejores bandas. Nada duele más que un flechazo, y las canciones de Something to Write Home About, aunque a veces implacablemente centradas en su temática, ofrecen un grito de guerra para cualquiera que haya sentido alguna vez ese aguijón. Algo que, si has asistido a un show de la banda, podrás notar en el instante que los parlantes comienzan a sonar.
Llámenlos emo, indie, o como quieras, pero si hay una certeza acá es que The Get Up Kids hace buena música no por querer parecer una banda cool, sino porque en algún lugar existe una persona que escucha estas canciones y se desvive como si tuviera 17 años otra vez. Y si aún no lo crees, pone Something to Write Home About y comprúebalo tú mismo.
Por su parte, The Get Up Kids regresará a nuestro país el próximo 6 de agosto para presentar un show único por el 25 aniversario de Something to Write Home About en Sala Metrónomo. Las entradas se encuentran a la venta a través de sistema Eventrid, para que corras por la tuya y no te quedes fuera de este magno evento.
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