#LiveReview - Batushka en Sala Metrónomo: Un adios blasfemo y bendito

 El nombre Batushka está cubierto en misterios y conflictos. Detrás de una impecable y cuidada puesta en escena, se lleva a cabo una batalla de hace años, la cual tuvo un importante desarrollo este año: es posible que esta versión del grupo deje de existir como la conocemos. Si bien no es necesario ahondar en toda la historia de la disputa por el nombre de la banda, es imposible no pensar en ella al hablar de este show, ya que ellos mismos declararon que serían las últimas liturgias celebradas en Latinoamérica. Si bien esta era la segunda vez que la agrupación visitaba el país, en esa ocasión el público pudo ver la conformación original de la banda, presentando su álbum debut “Litourgiya”. En esta ocasión, nos visitó la versión de Bartłomiej Krysiuk, con dos álbumes más bajo su ala, “Hospodi” y “MARIA”. 6 años después de haber convertido a Blondie en un templo, ahora el turno era de Sala Metrónomo, lista para albergar la última liturgia de Batushka en Chile.

Los encargados de abrir la velada fueron los chilenos Unsilent quienes durante 40 minutos concentraron todas sus energías en encender los motores del público con black metal puro y duro. Ya con 20 años de trayectoria en la escena la recepción del público fue bastante cálida, pidiendo más canciones cuando el set llegó a su final, a lo que la respuesta del vocalista fue “Oye vinimos a ver a Batushka, nos tenemos que bajar, chao, gracias”. Dicho eso, dieron paso a la liturgia, demorando media hora en situar todos los implementos necesarios para llevarla a cabo, aumentando cada vez más la emoción de los asistentes.

Es esencial hablar sobre la atmósfera establecida antes de la llegada de la banda. La configuración de los elementos en el escenario es totalmente intencionado, creando un autentico altar ortodoxo, con una mesa de ofrendas, sahumerios, candelabros y un altar. Las luces teñían la habitación de un rojo absoluto, con un sonido de ambiente envolvente, creando un ambiente solemne y misterioso, transportándote a un espacio diferente a lo que era antes. 

El reloj marcaba las 21:00 y la espera había terminado, ingresaron al escenario solemnemente dos integrantes de la banda para encender las velas de los candelabros una por una, con una calma y cuidado que solo generaba lo opuesto en los espectadores, ansiando cada vez más la entrada del resto de la banda. Una vez que estaban todos los integrantes en el escenario, comenzó el blasfemo ritual con la obertura de su debut “Yekteniya I: Ochishcheniye”. El efecto de esta canción es bastante particular ya que en el altar comienzan con cánticos a capela, siguiendo la línea de la música ambiental que estaba antes del inicio del show y justo cuando uno está cómodo con el sonido de las voces, entran las guitarras y la batería con una presencia avasalladora. La habitación completa retumbaba, el público estaba absorto, la mayoría con los ojos cerrados y con las manos alzadas en señal de adoración. El vocalista respondía a esto con gestuando con sus manos modificaciones de iconografía ortodoxa como los tres dedos de cristo o símbolos grecorromanos de asombro. 

El poder que se emitía en el escenario era palpable, toda la construcción atmosférica de antes culminaba en la presentación de las figuras tapadas que uno podía ver en el altar, el maestro de ceremonias no tenía que hacer nada más excepto levantar la mano para que estallara un moshpit que usaba la mitad del espacio disponible. Si bien estas representaciones no son religiosas en la práctica, es muy curioso que se repetían muchos gestos y rituales de tanto la iglesia ortodoxa pero también la católica (rama del cristianismo con la cual el chileno promedio está mucho más familiarizado, por más metal darks ultra trve que sea) sea a modo de burla, intuición o veneración genuina, era curioso ver cómo la propuesta de la banda abre este espacio de reapropiación del imaginario cristiano. 

A medida que avanzaba el evento, las velas del candelabro se iban consumiendo y el incienso se iba acabando, el paso del tiempo estaba representado en la puesta en escena, recordando a los asistentes que esta liturgia llegaría a su fin, si uno estaba muy atento (y muy familiarizado con una misa) podías darte cuenta en qué rito de la liturgia estaban, teniendo un momento parecido a una plegaria eucarística, en donde se afirma la gloria de Dios, el perdón de los fieles y la paz entre estos. Es tan literal la homologación entre una eucaristía y el show, que incluso se dan el tiempo de bendecir al público con agua y dotes. No son pocas las bandas las que adoptan simbología cristiana o religiosa para establecer una identidad de marca pero vale la pena destacar el compromiso que tiene Batushka con este concepto, juegan con la línea entre genuina fé, la burla y lo blasfemo en donde la única conclusión que uno puede sacar es que (como la banda ha aclarado en varias ocasiones) esta devoción queda a libre interpretación; incluso cuando se usan imágenes que serían consideradas por cualquiera como sacrilegio, por ejemplo, la imagen que alzan en la canción “PISMO I”, de la Virgen María con el niño Jesús donde sus ojos están censurados. El contraste entre elementos resulta hermoso. 

Con una audiencia bendecida y un agradecimiento por parte del maestro de ceremonias, el declara “Obrigado, Chile”, desliz del cual solo se percataron algunos asistentes, los otros estaban entregados completamente a la liturgia. Después de entregar varias ofrendas al público -conformadas de velas, uñetas y baquetas- los 6 sacerdotes se despidieron y abandonaron el altar, dando fin a esta maravillosa liturgia que no puede ser descrita de otra manera que no sea contradictoria: blasfema y bendita.

Setlist
Yekteniya I: Ochishcheniye
Wieczernia
Powieczerje
Yekteniya III: Premudrost'
PISMO I
Polunosznica
Utrenia
IRMOS II
IRMOS III
Yekteniya IV: Milost'
PISMO VI

Reseña por Francesca Parodi
Fotos por producción Spider





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