Sin espectáculo de apertura más que el set del DJ Thomas Nikki, y extremadamente puntuales, la banda estadounidense subió al escenario a las 21:00 horas con un breve saludo a sus seguidores para arrancar con el chispazo de "Holiday", la canción que abre su segundo disco sirvió para prender los motores de una Sala Metrónomo repleta de adelante hacia atrás. No se hizo esperar el pogo en el centro del local, extendiéndose a medida que la efervescencia colectiva comenzaba a crecer con el pasar de los temas, que, dicho sea de paso, procedieron en el orden original del disco. La algarabía de "Action & Action", atenuada por la ternura de "Valentine", fue uno de los momentos más dinámicos de la noche, donde las letras más desgarradoras de la pluma de Matt Pryor se juntaron con la creatividad melódica de Jim Suptic para coordinar una cascada de emociones que explotó en el mar de gente que atestó la Sala.
El calor de las masas subió rápidamente en una noche particularmente fría, con el público coreando y bailando al son de cada corte de un clásico del emo como lo es "Something to Write Home About". Temas que reflejan la autenticidad del espíritu adolescente como "Red Letter Day", "I’m a Loner Dottie, A Rebel" o el clímax definitivo de la noche "I’ll Catch You", donde la multitud, en un acto de entrega total, se liberó de presiones adicionales gritando el coro con todo lo que da la garganta: "No te preocupes, yo te atraparé". Así se cerró la primera parte de un espectáculo a puro pulso, donde las emociones confundidas de un espíritu agotado en preguntas, al menos por un rato, lograron encontrar algunas directrices sobre el sentido de las cosas que suceden a su alrededor. Eso generan bandas como The Get Up Kids, eso hacen los imprescindibles.
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