#Livereview - H2O: La última oportunidad, sin nada que probar


Una vez más, la discoteque Blondie fue el escenario escogido para recibir un espectáculo de hardcore punk de primer nivel. Que dicho sea de paso, puede catalogarse como un clásico de la casa a estas alturas. Y es que el show de H2O en nuestro país fue una verdadera fiesta para los asistentes de una jornada cargada de hardcore punk. 

Con una puntualidad exigua, los locales 562 fueron los encargados de abrir los fuegos de la tarde a las 20:00 horas. Con una trayectoria impecable, la banda santiaguina se sumó a la jornada como un invitado de excelencia para calentar motores de un público devoto y bien cargado. Con canciones más reciente "Amor.Odio" (2023) y los clásicos de siempre, el quinteto supo entretener al grupo de compatriotas que se presentó temprano a la pista para mostrar sus mejores pasos en el mosh pit, demostrando por qué siguen siendo uno de los números más sólidos para representar al país en este tipo de circunstancias. 

Siendo cerca de las 21:00 horas, con algo de retraso, el plato fuerte hace sus primeros gestos al público, indicando que el show está cerca de comenzar. Con "Don't stop belive in" de Journey sonando en los altoparlantes, la fanaticada chilena empezó a adelantarse con rapidez para tomar posiciones en la pista. Fue así que con la banda ubicada sobre la tarima, liderados por el mítico Toby Morse, abrieron paso al que sería el último set en nuestro país. Con "Nothing to Prove" los oriundos de Nueva York desataron la locura absoluta en la discoteque Blondie, con un mosh pit interminable y una lluvia de gente que volaba sobre las cabezas de quienes tomaron puesto cerca de la barricada. Esto y más fueron algunos de los ingredientes que marcan la trascendencia e importancia de una banda como H2O.

Con un repertorio enmarcado en su exitoso Nothing to Prove de 2008, la banda desplegó un espectáculo de poco más de una hora en el que la pasión del público local fue una constante, y que no pasó desapercibida para los ojos del mismo Morse, quien entre canciones se dirigió a sus seguidores directamente con emoción indicando que lo que él veía en el público chileno no lo había encontrado en ningún otro lugar. Se mostró agradecido con la entrega de sus seguidores, a quienes les ofreció un sincero saludo por el buen recibimiento que ha tenido la banda en nuestro país a lo largo de todos estos años. Los fanáticos, como era de esperarse, recibieron estos cumplidos con euforia y no agotaron la fiesta ni por si acaso; coreando cada letra y moviendose de un lado a otro aprovechando la última pasada. 

Al ritmo de clásicos como "Sunday", "One Life, One Chance", o "What Happened", el espectáculo mantuvo su intensidad entre stage dives y mosh pit en los que el público respondía sobrepasado a la emoción de Morse y compañía sobre el escenario. Más allá de una pequeña caída del líder de la banda al borde del escenario tras unas confusiones con la iluminación, el recital continuó sin mayores percances. Un espectáculo corto, pero bien nutrido, tanto de los ya clásicos temas de la banda de Nueva York, cómo también de los ya habituales tributos a las bandas colegas con las que construyeron escena durante los noventas; como lo fue el guiño a Warzone con el coro de "Don´t Forget the Struggle, don´t forget the streets" al término de "Family Tree". Algo que sirve como una reverencia a un pedazo de su historia en una circunstancia especial, como lo es un show de despedida de un país con una relación especial. 

El concierto de H2O en Chile fue mucho más que un simple espectáculo; fue una lección de historia viviente del hardcore punk, impartida con la pasión y entrega que solo una banda de su calibre podría ofrecer. Desde el primer acorde, la energía que emanaba del escenario era palpable, llenando cada rincón del recinto y conectando a la banda con su audiencia de una manera casi visceral. No se trató solo de música, sino de una experiencia emocional que atravesó generaciones, recordando a los asistentes por qué H2O ha sido una pieza fundamental en la escena hardcore durante tantos años. Con un repertorio cargado de nostalgia, la banda repasó momentos clave de su carrera, mientras el público respondía con coros, mosh pits y una vibrante comunión de espíritus. Fue una despedida emotiva y a la vez electrizante, a la altura del legado que han dejado en miles de seguidores a lo largo del mundo. La noche no solo será recordada por quienes estuvieron allí, sino que quedará grabada en la memoria colectiva de la escena hardcore como un homenaje al poder unificador de la música y a una banda que, con su autenticidad y constancia, ha marcado una época. En síntesis, en esta última oportunidad, la banda dejó en claro que no tenían nada que probar.


Setlist:

1. Nothing to Prove

2. Everready

3. Family Tree

4. Faster Than the World

5. 1995

6. Role Model

7. Still Here

8. Spirit of ´84

9. Thicker Than Water

10. Heart on My Sleeve

11. I See It in Us

12. Sunday

13. Memory Lane

14. One Life, One Chance

15. Guilty by Association

16. What Happened

17. 5 Yr. Plan


Fotos: Antonia Bisso
Reseña: René Canales




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