El metal alemán puede destacar por varias razones, siendo la principal que cuenta con un sonido muy distintivo, suena más heavy y rápido que el norteamericano o el inglés, pero esto no surge de la nada, sino que es producto de sus propios pioneros y donde Accept juega un rol clave.
Las bases del Heavy y el hard rock ya estaban definidas, por lo que la aparición de ellos en la década de los 70’s era más que nada jugar con dichas reglas. No obstante, esto fue un trabajo compartido con sus colegas de Hannover Scorpions.
Ambas bandas estaban dentro del Heavy o el Speed, pero pese a dicha similitud ambos conjuntos toman direcciones opuestas e influencian bloques diferentes. Quizás siendo hoy en día Accept uno de los pilares fundamentales del famoso thrash teutónico.
Esto es interesante, dado que Scorpions tomó un sonido mucho más comercial, más para las radios (pese a diferentes censuras), lograron escalar rápidamente a la cima y el camino de Accept (no es que no fuera exitoso), pero se cimentó de a poco.
Liderados por Udo Dirkschneider y Wolf Hoffmann, el conjunto logró sacar varios discos en la década del 70, remeciendo a todos con un sonido muy característico, donde la voz de su vocalista y sus potentes guitarras eran el foco de toda la atención.
I’m a Rebel (1980) y Breaker (1981) fueron claves para ir dándose a conocer en una escena más underground, donde la juventud alemana buscaba una propuesta más agresiva lo que proponía Scorpions. Sin embargo, el golpe final lo darían con el mítico Restless And Wild de 1982.
Este disco es el parteaguas de Accept y una de las bases para evolucionar el thrash de Alemania. Un disco rápido y agresivo, sobre todo lo último, donde no hay descansos y todo es brutalidad salvaje.
Reforzado con la imagen militarizada que llevaba Udo, esto ayudó a crear una estética más cercana con el estilo que prontamente adoptarían bandas como Sodom, Kreator, Coroner o Destruction.
La influencia de Accept en su propia escena es indiscutible, más considerando que su país aún era golpeado por la Guerra Fría, fueron un ejemplo local para su propia juventud, que no tenía que copiar exactamente a la escena thrasher de Estados Unidos, sino que acá había un material que aprovechar. “Fast As a Shark” se volvería el mantra de los jóvenes metaleros alemanes, donde las voces rasposas tenían una cabida y los riffs eran rápidos como ninguna otra banda de Heavy.
Ya estaban las
bases puestas, Accept se hacía un nombre y sólo faltó cerrar esto con un éxito
rotundo y comercial, el cual llegó al ritmo de Balls To The Wall de
1983, demostrando que ellos seguían fiel a su heavy metal, pero que era la semilla para el futuro de la música extrema de su país.
Este trabajo logra ser lo necesario para la banda y la escena, no traiciona ni cambia su sonido, sino que lo pule siendo un hitazo comercial. Si las baterías, guitarra y voz estaban cubiertas en sus discos pasados, acá se hacen cargo de los bajistas y Peter Baltes demuestra cómo debe sonar dicho instrumento en este lado del mundo, siendo una base sólida y marcada ante guitarras que son graves y rápidas.
Si bien sabemos que del Heavy al Thrash hay muchísima influencia, es importante hacer este punto con Accept, porque sin su irrupción en la escena alemana, quizás el movimiento de dicho país habría sido mucho más rápido que “pesado”. No habría sonado igual, teniendo sólo la influencia de agrupaciones como Scorpions, era necesario ese factor distintivo y fueron los encabezados por Dirkschneider y Hoffmann los que lo lograron.
Por Felipe Pino Guerrero
Recuerda que Dirkschneider se estará presentando en Chile, tocando de forma íntegra el disco Balls To The Wall en el Teatro Cariola el próximo 15 de noviembre. Las entradas ya están disponibles.
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