#Live Review: Iron Maiden "resignificando el pasado, el futuro, y sus canciones"


 Aún cuesta creer que una banda como Iron Maiden genere tanto fervor en nuestro país, y es que los británicos han sabido ganarse el cariño de una audiencia tan apasionada como la nuestra en base a buenas canciones, un carisma único en su especie y una metodología de trabajo que los ha convertido en una de las bandas de Heavy Metal más grandes e importantes del mundo, tanto así que en nuestro país vienen por partida doble, por lo que en Resistance, nos dirigimos a ver el primer show de los dos que harán en nuestro país en nuestro recinto estrella, el mítico Estadio Nacional.

 

'Doctor Doctor', el clásico de UFO suena de fondo para iniciar una nueva presentación de la bestia en nuestro país, y así como el título de su presente gira “Future Past”, Vangelis nos lleva al futuro para abrir finalmente con la banda y 'Caught Somewhere in Time', inicia una presentación más que emotiva. 'Stranger in a Strange Land' deja en claro que “Somewhere in Time” (1986) sería parte fundamental de ésta presentación, también nos muestra el envidiable estado de una agrupación de seis músicos que rodean los 70 años y que se mantienen en plena forma pese a los años, las largas giras y su constante publicación de discos, como el último hasta la fecha “Senjutsu” (2021), del cual se desprendían canciones como 'Writing on the Wall', donde al principio, Bruce nos hizo saltar para hacer un pequeño temblor o 'Days of Future Past', que se complementan perfectamente con su catálogo más clásico, 'Time Machine' nos llevó literalmente de viaje por el espacio-tiempo, sobre todo en sus solos que se dividían y complementaban de una forma electrizante, los años no han pasado por las manos de Janick Gers, Adrian Smith ni Dave Murray, y qué decir del incombustible Steve Harris, quien golpea su bajo con la misma fuerza que lo ha hecho toda su vida.


Como siempre hay lugar para clásicos, la intro de 'The Prisoner' fue prácticamente coreada por un Estadio Nacional rendidos ante la majestuosidad de la doncella, y esa batería que se quedaba sola entre riffs de guitarra fue simplemente alucinante. Bruce Dickinson, que siempre se mostró comunicativo nos doma por completo al querer hacer una ola con la audiencia, qué decir de un temazo como 'Can I Play With Madness', donde la energía contagió hasta el más cansado haciendo saltar tanto a cancha como a galerías, mientras que en 'Heaven Can Wait', el histriónico vocalista pelea a tiros contra un Eddie gigante con una vistosa metralleta. 'Fear of the Dark' es una canción poderosa, en vivo golpea de otra forma, como si de cierta forma te hipnotizara y te obligara a cantar su letra y tararear sus melodías, simplemente increíble. 'Iron Maiden' le da el título a su primera placa y a la banda por lo que se ha convertido en un verdadero himno de la hermandad que significa Iron Maiden tanto en nuestro país como en el mundo entero, y esa sección de bajo-batería en vivo es exquisita, Bruce toma la palabra una vez más para despedirse sin mucha ceremonia por lo que nadie en el recinto se movió un centímetro, esperando algo que todos sabíamos que venía.




Cinco minutos nos harían esperar para volver con 'Hell On Earth', que dio paso a 'The Trooper', otro emblema de la banda, que hizo cantar, saltar y estremeció a todo el recinto de Ñuñoa con esos riffs atemporales y la historia de guerra narrada por Dickinson, con una fuerza sin parangón. Lamentablemente todo lo bueno tiene un final y éste sería de la mano de 'Wasted Years', y si bien es cierto, como a muchos otros por lo que pude escuchar a la salida, también llegué a sentir que me faltaron canciones, el coro de ésta canción resume todo lo que quien ha visto a Maiden, en más de una ocasión sabe, no perdamos el tiempo en añorar esos tiempos pasados, Iron Maiden está en una etapa dorada hace mucho tiempo, y eso anoche se notó

Creo que, como muchos, ayer en la mañana me fui soñando de día sobre éste reencuentro con Iron Maiden, y lo importante que es en nuestro país, más allá de de las dificultades iniciales que tuvieron en un inicio, en una historia de la que ya se ha hablado largamente. Cada experiencia de Iron Maiden es un nuevo mundo a descubrir, una nueva oportunidad de reconquistarse de ésta doncella que no le tiene miedo al cambio y que sabe que sus canciones hablan por si solas, por lo que cada vez que se tiene la oportunidad de verlos en vivo, literalmente es una nueva experiencia con una banda que pese a todo, saben revolver su catálogo impecable para presentar cada vez un show único. En esta ocasión los trajo por partida doble, tras un sold-out absoluto que movió las aguas para tener una segunda fecha en el recinto más multitudinario de nuestro país.


Otra cosa notable, desde siempre es lo transversal de una banda que no deja de sorprender, familias completas que se acercan a ver a una agrupación que ha sabido ser vigente generación tras generación, logrando armar verdaderos núcleos familiares amantes de los británicos, que, a pesar de lo variado del público, vibró de en una sola frecuencia. Bajo el ritmo una banda que con cada gira se reinventa y se convierte en una nueva versión de si misma dependiendo de qué es lo que quieran mostrar, volviéndole a dar significado a su pasado, a su futuro y a sus canciones.

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