El 2022 llegaba el gran festival internacional Knotfest a nuestro país, con la promesa de instalarse en esta tierra y traer grandes bandas como Sepultura, Pantera, Judas Priest y obviamente los dueños de casa, Slipknot. Lamentablemente terminó siendo una mala experiencia para muchos, con un sonido horrible que rebotaba en todo el monumental, bandas nacionales que no alcanzaron a tocar por temas de tiempo y la falta de agua que obligó a los asistentes a romper las cañerías de regadío. Pero este año la fiesta prometía mejorar, con una nueva productora que no conocíamos en este estilo musical, un nuevo recinto y la promesa de mucha agua, así que partimos con el equipo de Resistance a vivir el Knotfest 2024, con un lineup bastante ecléctico, que nos mantenía expectantes de cómo resultaría todo, así que bloqueador en mano, partimos al parque del estadio nacional
Lamentablemente entramos tarde al recinto por cosas burocráticas de prensa, y lo extenso del recinto que llegamos en medio del show de la banda nacional Savant, quienes con una versión más amigable de metal o rock, calentaba los motores del público asistente que llegó muy temprano a apostarse en las diferentes rejas del recinto, pese a que el sol golpeaba fuerte sobre las cabezas y con muy pocos lugares para cubrirse. La banda entregó todo de si, en su primera presentación en un escenario tan grande, y trataron de llenarlo con su presencia, logrando calentar al público asistente.
Luego fue el momento de recibir a los amigos de la casa, Mawiza, quienes ya han pasado por grandes escenarios y lo demostraron desde que pusieron un pie sobre el escenario, comiéndose el espacio por completo, y siendo recibidos por un público cautivo por la banda Mapuche. Con 20 minutos de espectáculo, lograron condensar lo mejor de su carrera, incluso presentando un tema de su nuevo disco que viene en camino, y calentando el camino a su gira por Taiwán, lograron provocar los primeros mosh pits de la jornada pese a que les cortaron el sonido al final de su presentación (se entiende que los tiempos eran acotados pero feo feo feo)En el caso de Orbit Culture, hubieron un par de minutos entre show y show, por lo que se dio un espacio para que tuvieran una buena entrada. Esta banda sueca ha tenido su salto al estrellato este último año después del lanzamiento de su disco “Descent”, por lo que quizás no muchos estábamos familiarizados con este nombre. Pese a esto, dominaron al público de manera instantánea, con una presentación estelar a nivel técnico, particularmente del baterista Christopher Wallerstedt. Si hubieron algunos problemas con la amplificación, cosa que perjudica bastante a una banda como Orbit Culture debido al nivel de detalles que hay en la producción pero aún así se pudo disfrutar la calidad que este grupo tenía para ofrecer. Con una imponente presencia en el escenario, esta banda nos deleitó durante una hora con death metal puro y duro, haciéndose dueños del espacio y comandando a los espectadores.
Ya cuando comenzaba a bajar el sol y las montañas se tornaban de color naranjo, llegaba la hora de ver a uno de los actos más esperados de la jornada: Babymetal. Este grupo tiene la particularidad de que son idols, por lo que las dinámicas entre artista-público quizás son diferentes a lo que veríamos con otros actos. Al ser un festival no pudimos ver tanto de esta cultura específica (no habían palitos de luz y la gente no hacía tanto furi) pero de todas maneras fue un show que se sentía un poco diferente. La actuación de las chicas en el escenario fue realmente cautivadora, entre las coreografías, las interacciones con el público y entre ellas mismas hacían para un show demasiado entretenido (con énfasis en la palabra entretenido) y positivo en general, era imposible estar de mal humor en ese ambiente. Fue en este show donde también vimos a las más pequeñas del público brillar, dando la vida en los mosh. Me llamó la atención la cantidad de niñas, en especial chicas, que vi en la audiencia; quizás atraídas por un show como este pero que aún así disfrutaron del evento completo y participando a fondo y el aspecto más destacable es como la gente les hacía barra, les daba sus espacios y les dejaban explorar algo que quizás era nuevo (aunque probablemente no a juzgar por como se desenvolvían). Ver a la Kamiband en vivo también fue bastante sobrecogedor ya que la habilidad que tienen es estremecedora. A veces debido a los aspectos J-pop de Babymetal, uno inconscientemente ignora lo pesadas que son las composiciones que entrega la banda, pero en sus presentaciones en vivo logran dominar el sonido por completo, prácticamente devorándote.
Luego de vivir un intenso show de J-pop, nos tocó trasladarnos al norte de Europa con Amon Amarth, quienes llegaron con una gran escenografía digna del festival y montaron dos estatuas vikingas gigantes, una cerca de madera, la punta de un drakar sobre el que estaba montado Joakim Wallgren, baterista de la banda, y custodiados por un ejército escandinavo a sus espaldas. Durante la segunda canción de la banda, Johan Hegg pidió que lo acompañaran cantando, y el público respondió en masa a lo que el vocalista dijo que se le ponía la piel de gallina de oír a tal gentío. Joakim con su camiseta de la selección chilena, no para de ponerse de pie entre canciones mientras golpea su pecho con el puño, emocionadísimo del recibimiento que tiene el hijo pródigo que vuelve a su tierra natal. La banda ofrece un show potente a ratos rápido y a ratos más denso, pero sin perder ni un ápice de potencia durante la hora de show, con referencias escandinavas y el imperdible Rowpit, que puso a los asistentes a remar sentados en el suelo, haciendo del espectáculo una verdadera experiencia inmersiva.Chad entregaba la misma energía que cuando tenía veintitantos y su mensaje central fue “se nos va la vida trabajando, haciendo lo que tenemos que hacer, poniendo comida en la mesa y se nos olvida nuestra propia vida, lo que necesitamos en nuestra vida que es fucking merol. Así que disfruta este día y tira tus problemas a la mierda” y probablemente muchos cuarentones nos sentimos identificados y lo dimos todo junto a Mudvayne.
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