La noche del miércoles 13 de noviembre en la Sala Metrónomo, ofreció una escena vibrante y diversa, donde el show de Movements destacó no sólo por una puesta en escena vibrante y precisa, sino también por la presencia de una audiencia heterogénea en edad y estilo. La diversidad fue positiva en términos de convocatoria, aunque también reflejó contrastes notables en la energía del público. Mientras una parte de los asistentes abrazó el caos característico de estos shows, entregándose al crowdsurfing y el pogo, otros optaron por una postura más contenida, observando desde la quietud y la comodidad. Este contraste reveló las distintas maneras en que hoy se vive la cultura del pop punk/emo, donde algunos mantienen el espíritu original, mientras otros se permiten disfrutar de manera más contemplativa y conservadora. Aunque esta observación, si bien es importante, no empapa de ninguna forma la entrega del espectáculo que se vivió en el recinto del barrio Bellavista.
A las 20:00 horas puntuales, Relámpagos inauguró la velada con una explosión de post-hardcore, cargada de guitarras pesadas y breakdowns en cada corte, logrando adueñarse del escenario desde el primer momento. Su puesta en escena bien estructurada y su sonido moderno captaron rápidamente la atención de la audiencia más cercana, algunos de los cuales respondieron con entusiasmo uniéndose al mosh y coreando. Sin embargo, en las filas traseras el público se mostró menos receptivo y algo impaciente, esperando el turno del plato fuerte. Aun así, Relámpagos logró conectar con aquellos más decididos a sumergirse en la intensidad de la noche, brindando un preámbulo sólido y alentador que generó la energía necesaria para el plato fuerte de la jornada.
Llegadas las 20:50 horas, Movements subió al escenario. Cuando la banda liderada por Patrick Miranda tomó posiciones, inmediatamente saltó a relucir una amplia reacción de fervor en toda la sala, con casi 10 años de trayectoria, la agrupación ha conseguido amasar una buena fuente de seguidores que no ha tardado en extenderse al cono Sur, y el público chileno lo hace notar.
Los oriundos de Orange County, hogar de una fuerte tradición de bandas de la escena hardcore punk, ofreció un setlist bien pensado, recorriendo toda su discografía para satisfacer tanto a los fans de sus primeros años como a los nuevos seguidores. Arrancaron con algunos de los temas más recientes de Ruckus!, su último álbum, que muestra un sonido más refinado y accesible, ideal para captar un público más amplio. Sin embargo, en honor al tiempo de espera para esos fanáticos que no habían podido escuchar en vivo los temas de la primera época de la banda, los clásicos de Feel Something, su primer álbum de estudio, se adueñaron de casi un tercio del setlist; desatando un entusiasmo y una nostalgia evidentes entre los asistentes más veteranos. A lo anterior se suma un desempolvado de un par de temas de su primer EP, "Hatchet" y "Kept" señalando que esta sería la última vez que los tocarían en vivo en mucho tiempo, un anuncio que, en palabras del vocalista Patrick Miranda, buscaba rendir homenaje a su propia trayectoria mientras se preparan para nuevas etapas, haciendo de la instancia algo aún más especial.
El espectáculo de Movements fue una muestra de cómo la banda se posiciona en la intersección entre el pop punk más puro y una nueva tendencia más melódica. Como sucede con otras bandas de la escena, Movements enfrenta el desafío de mantener satisfechos a quienes los siguen desde sus inicios, mientras se abren camino en un espectro musical más amplio. En la audiencia, esta dicotomía era palpable: unos celebraban el cambio, mientras otros parecían añorar la crudeza inicial. No obstante, Patrick y su banda se mostraron agradecidos y cuidadosos de honrar sus raíces a lo largo del setlist, algo que también se reflejó en sus palabras entre canciones, donde el vocalista reiteró la importancia del apoyo de los fans alrededor del mundo para dar rienda suelta a nuevas creaciones que logren llevar más lejos a la banda. Un tributo a lo anterior se vio cuando la banda interpretó "Panic" tras la petición de un fan que los abordó durante su estadía en Santiago el día de ayer; gestos como estos, en la opinión de quien escribe, inspiran respeto por aquellas bandas que en la búsqueda por trascender se inclinan hacia ciertos cambios, pero que de ninguna forma olvidan los primeros destellos que los hicieron surgir.
Con el himno a la resilencia "Daylily", la sala se unió en una gran voz de energía y emoción que sostuvo las letras desde el primer hasta el último acorde. Con este, Patrick prometió que la banda volvería a Chile lo más pronto que pudieran, un mensaje que fue recibido con aplausos y vítores. Esto último último permitió que cada persona en la audiencia, sin importar su estilo o nivel de intensidad, encontrara un momento de conexión y despedida en la euforia del cierre, consolidando una noche inolvidable que celebró tanto la diversidad como la pasión compartida de los fans de la banda. Mostrando que el cambio está en la forma, pero la esencia se mantiene.
Setlist
1. Lead Pipe
2. Third Degree
3. Afraid to die
4. Fail you
5. Panic
6. Seneca
7. Skin to skin
8. Full Circle
9. Deep Red
10. Colorblind
11. Deadly Dull
12. Killing Time
13. I Hope you Choke!
14. Suffer Through
15. Hatchet
16. Kept
17. Daylily
Reseña por René Canales
Fotos por Andie Borie
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