Hay bandas que se componen de varias vidas, las cuales suman y le dan la integridad correspondiente a la creación en la que deviene el proyecto en el que se sumergen; pero hay vidas que están compuestas de bandas, donde la creación es la que le da un sentido específico a las circunstancias y la forma en que se enfrentan independiente de la índole con la que carguen. Y quien les escribe, para efectos de ética periodística, tiene que aclarar que las bandas de las que se hablará a continuación son dos que sin duda alguna hicieron de andamios para conducir los carriles del tren de una vida, en los momentos más pesados. Y es que grupos como Descendents y Circle Jerks son eso: listas de reproducción para darle sentido a lo mundano y profundo, con letras directas y sonidos estruendosos, como la vida misma.
El Teatro Teletón estaba listo para ser el epicentro de un terremoto cultural el día lunes con la segunda patita del show de dos de las más icónicas bandas de la escena hardcore punk californiana. Sin necesidad de presentación soporte, las noches fueron diseñadas para ir directo al hueso, con cada banda entregando un espectáculo lo suficientemente intenso para llenar la jornada y dejar un destello en la memoria de los asistentes. Una auténtica lección de historia del punk viviente.
La noche comenzó puntual, sin un gran anuncio o artificio, los primeros acordes de Greg Hetson le soltaron las cadenas al regreso largamente esperado de Circle Jerks. Liderados por el carismático e inmortal Keith Morris, la banda ofreció un set cargado de energía y emociones intensas, que convirtió el Teatro Teletón en una auténtica caldera del punk. Aunque Morris visitó Chile el año pasado con OFF!, el regreso de Circle Jerks era una deuda pendiente con un público que los recibió con brazos abiertos y corazones listos para desatar el caos.
Desde los primeros riffs, la audiencia se lanzó de lleno al frenesí del circle pit y el mosh, transformando el centro del recinto en un torbellino humano. Keith Morris, a pesar de sus 69 años, mostró un carisma y una energía que desafiaron cualquier límite que imponga la edad. Su interacción constante con el público, aunque interrumpida ocasionalmente por quienes pedían menos charla y más música, añadió una capa de cercanía y autenticidad al show. Cada presentación de temas como Wild in the Streets y Live Fast Die Young se sintió como un regalo invaluable, un recordatorio del poder y la relevancia que el hardcore punk sigue teniendo décadas después de su apogeo, de la mano de quienes hicieron posible el eclipse del género. La recepción de un auténtico tesoro que no cederá ni aunque pasen cien años más.
El desempeño del público también fue digno de admirar: crowdsurfers atravesando filas, adrenalina pura y un sentido de comunidad que solo se encuentra en este tipo de conciertos. Si bien el Teatro Teletón no es el lugar ideal para un evento de esta naturaleza, la energía de la banda y los asistentes transformó las limitaciones del recinto en una ventaja, creando una atmósfera cruda y visceral que encajó perfectamente con el espíritu de Circle Jerks.
Tras un breve interludio, llegó el turno de Descendents, los eternos nerds de Hermosa Beach, California. Liderados por el inconfundible Milo Aukerman, la banda tomó el escenario con una sobriedad que contrastaba con la intensidad del público. Sin rodeos, con el pie al frente y la cabeza en alto, el también bioquímico le dio el vamos a Feel This, enérgico tema que abre su último álbum Hypercaffium Spazzinate (2016). Este disco marcó su regreso a Chile ese mismo año, por lo que inmediatamente vino a la mente el recuerdo y remezón: volver a escucharlos en vivo es un auténtico regalo que llega muy adelantado para estas vísperas.
Acompañado por el legendario baterista y motor creativo Bill Stevenson, el bajista Karl Alvarez y el guitarrista Stephen Egerton, Descendents entregó un set de 33 canciones que abarcó clásicos atemporales y joyas menos comunes a un teatro completamente agotado. Entre los momentos más destacados estuvo la interpretación de We del álbum Everything Sucks, una canción que encapsula el espíritu optimista y terapéutico que caracteriza a la banda. En un género conocido por su agresividad, Descendents se permite hablar del amor y la conexión humana como fuerzas capaces de superar cualquier adversidad, sin importar las circunstancias. La consigna es simple: Todo va a estar bien, lo tenemos cubierto.
El público respondió a la perfección: el mosh pit, el crowdsurfing y los constantes intentos de alcanzar el micrófono de Milo transformaron el espectáculo en una experiencia participativa. Ver a Aukerman, a sus 61 años, lanzarse hacia las primeras filas como si estuviera en un pequeño sótano de un antro de mala muerte fue un recordatorio de que la esencia del hardcore sigue viva y vibrante inperturbable con el paso del tiempo.
A diferencia de muchos espectáculos modernos cargados de efectos visuales y producciones grandilocuentes, Descendents se va por la simplicidad: una tarima básica, el logo clásico de Milo en un fondo negro, y ellos mismos como protagonistas absolutos. Este enfoque minimalista es lo que el punk reclama como suyo y lo que le da el alcance que tiene, se potencia aún más la conexión con el público, recordando que, en su esencia, estilo se trata de la energía y el mensaje, sin adornos innecesarios.
La claridad de cada detalle es ineludible, ambas presentaciones fueron un tributo al espíritu eterno del hardcore punk. Circle Jerks ofreció una lección de historia con un espectáculo crudo y contundente, mientras que Descendents equilibraron la intensidad con un mensaje catártico y esperanzador. El lunes, particularmente significativo por ser un día laboral, se sintió como un bálsamo para el espírtu adolescente de los asistentes, una oportunidad para dejar las preocupaciones de lado y sumergirse en el desenfreno y la intensidad de los himnos que marcaron alguna etapa en la vida de cada uno. No importa si tienes, 14, 30 o 50 años: hay una canción que es para ti, puedes apropiarte de ella y sentir que hace una diferencia cuando está presente. De eso se trata el hardcore punk.
Ver a dos bandas de esta jerarquía compartir escenario es un privilegio que difícilmente se repetirá. Para los fanáticos del hardcore punk, estas noches no solo fueron un espectáculo; fueron capítulos vivos de una historia que continúa inspirando y dando sentido a generaciones enteras. Como dijo el público al salir del teatro: "No todo apesta hoy". Y, ciertamente, no apestará en los recuerdos imborrables de estas jornadas épicas.
Setlist Circle Jerks
Deny Everything
Letterbomb
In Your Eyes
Stars and Stripes
Back Against the Wall
Behind the Door
I Just Want Some Skank
Beverly Hills
When the Shit Hits the Fan
Under the Gun
Trapped
Coup d'état
Wild in the Streets
Moral Majority
Don't Care
Live Fast Die Young
Paid Vacation
Junk Mail
Parade of the Horribles
I, I & I
Leave Me Alone
I Don't
Beat Me Senseless
Setlist Descendents
Feel This
Hope
Silly Girl
I Wanna Be a Bear
Clean Sheets
Everything Sux
Nightage
Victim of Me
Nothing With You
I Like Food
Rotting Out
Myage
My Dad Sucks
Van
I'm Not a Punk
'Merican
On Paper
Weinerschnitzel
No, All!
When I Get Old
Coolidge
Without Love
Coffee Mug
I Don't Want to Grow Up
I'm the One
Bikeage
Thank You
Suburban Home
Smile
Good Good Things
We
Kabuki Girl
Catalina
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