#LiveReview: Skatalites en Chile – 60 años se pasan “Volando”

 

Celebrar la vida y la música es algo que debería ir siempre de la mano, es una instancia para mirar en retrospectiva y ser agradecidos de lo que tenemos, lo que hemos construido y que nos invita a ver el futuro con ansias de ver qué más podría pasar.

En ese contexto fue que Skatalites regresó a Chile, para celebrar su 60 aniversario en una gira con varias fechas en el país y que nos convocó a nosotros y miles de fanáticos en el Teatro Caupolicán para una magna jornada. Nos vestimos de verde, amarillo y rojo, nos pusimos un calzado cómodo para bailar y con eso nos ubicamos en el recinto para comenzar una fiesta que comenzó temprano en la tarde por la calle San Diego.

Empezamos con los de la casa, Chico Trujillo abrió la jornada acompañados de toda una comparsa al ritmo de “Cariñito” y “Tus Besos Son” para hacer saltar de una a toda la gente que ya repleta el lugar desde tempranito. Nuestros amigos jamaiquinos decidieron celebrar en Chile y acá la cosa es “con todo sino pa’ qué”, somos mal portados y altiro empieza el movimiento en la cancha y la galería, con cada clásico que “el Macha” va sacando.

En esta fiesta están todos invitados, los ritmos del norte, las cumbias pegaditas y otras pa’ bailar como mono. Estamos en nuestra salsa y nos damos el espacio incluso de jugar y cantar una que otra sorpresa, donde destaca “El Derecho de Vivir en Paz” de Víctor Jara o la llegada sorpresa de Carmen Maureira (ícónica de la Nueva Ola) a cantar “Compromiso” y “Bésame Mucho”.

Con todos invitados es que Chico Trujillo encendió la jornada de esta fiesta, culminando su show con “Gran Pecador” y la “Fiesta de San Benito”. Fue clave para dar inicio a este carrete y que ya tiene a todos los amigos, cercanos, parientes y paracaidistas presentes. Ahora sí vamos a celebrar como debe ser.


La noche va llegando y si bien no hay espacio donde meter a nadie más, nos apretamos un poquito para que nadie quede fuera, bailamos en cada entremedio con Rootz Hi Fi y poco a poco vamos recibiendo a los invitados de honor, comenzando con la ilustre visita (y debut) de Twinkle Brothers en Chile.

Liderados por un enérgico Norman Grant, los jamaiquinos encienden no sólo la pista de baile, sino que motivan a varios a encender una que otra cosita para “alivianar el ambiente”, mientras comienzan a sonar himnos del reggae clásicos por primera vez en Chile como son “Never Get Burn” y “Free Africa”.

Se siente las ansias de tener a estas leyendas de invitados en esta celebración, son como esos tíos de lejos y cuentan historias de sus viajes en diferentes países o de cómo grababan canciones en los años 80’s. “Babylon It’s a Trap”, “Give Rasta Praise” y “Human Independent” son otros de los tantos clásicos que van sonando con impecable ejecución, demostrando que la edad es sólo un número cuando de hacer música se trata y que siempre es buen momento para ponerse a bailar, cómo lo hace Grant luciéndose con sus pasos en su impecable vestuario blanco.

Los Twinkle Brothers son leyendas y pioneros del Reggae jamaiquino, tienen en sus filas a Dub Judah, Jerry Lions Y Black Steel pero aún así se dan espacio de recordar a otros, creando uno de los momentos más mágicos de la jornada, interpretando “Redemption Song” de Bob Marley (cantada por Steel) y que por un momento ‘despertó’ a todos (usted sabe a qué me refiero), para cantar a coro. Una jornada mágica y una visita que no sabíamos que tanto anhelábamos, si nunca nos habíamos visto y había tanto que cantar, pero que tuvo que ir cerrando mientras bailábamos con “Rasta Pon Top”.


Finalmente, toca recibir a los festejados, nos fuimos a mojar la cara porque estaba un poco “pesado” el ambiente, pero nada que no pudiéramos tolerar y entre la mirada de miles de ojos “chinitos” entraron nuestros queridos Skatalites.

Estos son de la casa y hablando un alto porcentaje de su show en español entraron a prender todo lo que había en su paso, fuera gente o cigarro (guiño, guiño). Todo es baile en el Caupolicán y la cancha y la galería pareciera que tuviera olas mientras nos movemos al ritmo del ska con “Freedom Sounds”, “Lawless Street” y “Dance Away”. Todos vamos a bordo del “Ska Train” y vamos dejando que los pies nos lleven hasta Jamaica entre el talento y virtuosismo de sus músicos, donde destacan el trío compuesto por Don Drummon, Anant Pradhan y Okiel McIntyre.


Ken Stewart desde los teclados es quien hace mayormente de intérprete y nos presenta cada una de las canciones, pero acá todos los chicos quieren participar de la fiesta (repito, todos usando mayormente español) y Larry McDonald deja un ratito los bongós para cantarnos unas cuantas canciones, sacando una ovación que rebota en cada rincón del Caupolicán. Nos tuvo pegados viendo su solemne interpretación, tanto que hasta Dub Judah y Jerry Lions miraban y fumaban desde el costado, pero toda esa calma se iba a disipar como humo en el aire con la llegada de “Rock Fort Rock” y “Skalloween”, donde hasta McDonald decidió dejar de tocar y se puso a grabar el frenesí del público.

Skatalites son de la casa, vienen siempre que pueden y esta gira por Chile fue una forma de probarlo. No obstante, y sólo por si quedaban dudas, para esta noche hay más sorpresas, y es que los jamaiquinos decidieron hacer debutar dos canciones locales en su versión ska. Un momento que desató ese canto ahogado que teníamos (dado que acá no hay voces) y que nos hizo gritar a todo pulmón “Un Amor Violento” junto a Álvaro Henríquez y “Fuera de mi Vida” con “El Macha”. 

De ahí en adelante hay que ir despidiéndose, porque si bien no sabemos de tiempo ni fecha en estos momentos, mañana hay que trabajar. Stewart se salta eso de salir del escenario, si ya todos sabemos que queremos otra y vamos de lleno con un remate de lujo al ritmo de “James Bond Theme”, “Guns Of Navarone” y “Bridge View” para empezar a despedir este cumpleaños.

Como mencioné antes, Skatalites ya estas alturas en una banda que puede jugar fácil de local, su cercanía con Chile no sólo se plasma en periódicas visitas, sino en un cariño real por su gente, su cultura y su música. La admiración es mutua y poder tener la oportunidad de celebrar este aniversario juntos es una forma de estrechar aún más ese lazo.

Quizás se nos olvida, pero son 60 años de historia. Es un legado gigante y que al mismo tiempo, es parte fundamental de la cultura jamaiquina de la cual nos están haciendo parte. Es una invitación a viajar en el tiempo, desde el pasado al presente, aprender y agradecer de leyendas de la música que siguen más vigentes que nunca con himnos de antaño, pero al mismo tiempo es demostrarnos cómo el tiempo pasa volando y que es cosa nuestra decidir como lo disfrutamos.

Sí así es, ayer lo bailamos, lo comimos y lo gozamos todo, sólo vi caras alegres a la salida en los bajones de San Diego, porque a veces sólo tenemos que recordar que 60 años se nos pueden ir “volando”.


Por Felipe Pino Guerrero
Fotografías por Mario Miranda del Rio


 

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