La historia de Cirith Ungol comienza en Ventura, California, a inicios de los años 70. En una era dominada por el rock psicodélico y el hard rock, cuatro jóvenes —Robert Garven (batería), Greg Lindstrom (guitarra), Jerry Fogle (guitarra) y Michael Vujejia (bajo)— decidieron formar una banda que combinara la pesadez de Black Sabbath con la atmósfera fantástica de la literatura de J.R.R. Tolkien.
Eligieron su nombre de un pasaje de El Señor de los Anillos: Cirith Ungol, la traicionera grieta en las Montañas de la Sombra donde acecha la monstruosa Ella-Laraña. Era un nombre que evocaba misterio, peligro y un destino incierto, una elección que, con el tiempo, resultaría profética.
Desde sus primeras presentaciones, Cirith Ungol mostró una identidad única. Sus canciones eran más lentas y pesadas que las de sus contemporáneos, con estructuras inusuales y un vocalista, Tim Baker, cuya voz rasposa y dramática evocaba a un heraldo apocalíptico. Sin embargo, su sonido no encajaba en los moldes del metal de la época. No eran lo suficientemente comerciales para la corriente principal, ni lo suficientemente veloces para la naciente escena del thrash metal.
En 1980, la banda lanzó su debut, Frost and Fire, un álbum autoproducido que mostraba una versión más accesible de su sonido. Pero fue en 1984, con King of the Dead, cuando Cirith Ungol estableció su identidad definitiva: riffs pesados, una atmósfera opresiva y letras inspiradas en la literatura fantástica y la desesperación existencial.
A pesar de la calidad de sus discos, la suerte no estaba de su lado. La industria musical ignoraba su trabajo, las ventas eran mínimas y los conflictos internos empezaron a erosionar la banda. Aun así, lanzaron One Foot in Hell (1986) y Paradise Lost (1991), dos álbumes que, aunque hoy son considerados de culto, en su momento pasaron casi desapercibidos. En 1992, derrotados por el desinterés y el desgaste, Cirith Ungol se disolvió.
Durante más de dos décadas, Cirith Ungol fue una reliquia del pasado, recordada solo por un puñado de fanáticos devotos. Sus discos eran difíciles de conseguir y su legado se mantenía vivo únicamente en los rincones más oscuros del underground metalero.
Sin embargo, algo curioso ocurrió: mientras otras bandas de su generación se desvanecían en la historia, Cirith Ungol se convirtió en un objeto de culto. Los coleccionistas pagaban sumas exorbitantes por sus vinilos, bandas como Atlantean Kodex, Slough Feg y Eternal Champion citaban su influencia, y festivales europeos dedicaban secciones enteras a su legado. Sin haberlo planeado, Cirith Ungol se convirtió en una leyenda viviente del metal underground.
En 2015, el destino jugó una carta inesperada. La banda fue invitada a un evento en el Frost and Fire Festival, donde se reunirían con fanáticos y amigos. Lo que parecía ser solo una reunión nostálgica encendió una chispa: el público no solo recordaba a Cirith Ungol, sino que los adoraba.
El entusiasmo fue tal que en 2016 anunciaron oficialmente su regreso. Con una formación renovada —Tim Baker, Robert Garven, Greg Lindstrom y Jim Barraza— la banda volvió a los escenarios, tocando en festivales como Keep It True (Alemania), Up the Hammers (Grecia) y Hammer of Doom.
El retorno no fue solo para revivir glorias pasadas: en 2020, lanzaron Forever Black, su primer álbum en 29 años. Contra todo pronóstico, el disco fue un éxito, mostrando que Cirith Ungol aún tenía algo que decir. "No queríamos regresar solo para tocar nuestros viejos temas. Queríamos demostrar que todavía podíamos hacer música relevante", declaró Tim Baker en una entrevista.
En octubre de 2023, Cirith Ungol anunció que los próximos dos años marcarían el final de su historia. Con la edad avanzando y el desgaste físico de las giras, la banda decidió retirarse con dignidad, dejando un legado intacto.
"No queremos ser una banda que se queda demasiado tiempo. Hemos vuelto, hemos grabado nueva música, hemos tocado en todo el mundo y hemos sentido el amor de los fans. Es el momento de cerrar el círculo", expresó Robert Garven.
Este último acto no es un adiós triste, sino una celebración. Cirith Ungol se despide en la cima, sabiendo que su música ha trascendido el tiempo y ha encontrado una nueva generación de seguidores.
En un mundo donde muchas bandas buscan la fama rápida, Cirith Ungol representa algo más puro: la devoción absoluta por el arte, sin concesiones ni arrepentimientos. Se van como llegaron, fieles a su visión, dejando tras de sí una discografía inmortal y la certeza de que, en las sombras de la historia del metal, su nombre jamás será olvidado.
Puede que Cirith Ungol abandone los escenarios, pero su legado ya está escrito en piedra. En cada riff cavernoso, en cada alarido de Tim Baker, en cada portada de Michael Whelan que ilustra sus álbumes, hay un fragmento de una historia que se negó a morir. El destino de los héroes no es desaparecer, sino convertirse en mito. Y Cirith Ungol lo ha logrado.
Te recordamos que Cirith Ungol se presentará junto a Night Demon este próximo 04 de marzo en Sala Metrónomo. Las entradas se encuentran a la venta a través de Puntoticket, para que no te quedes fuera de esta épica jornada de heavy metal épico.
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