Cuando el thrash metal suizo aún resonaba con la agresividad técnica de Punishment for Decadence (1988) y la experimentación de No More Color (1989), Coroner sorprendió con un álbum que desafió las convenciones del género: Grin (1993). Este trabajo no solo marcó el punto más audaz en la evolución de la banda, sino que también encapsuló una visión distópica y alienante que sigue siendo objeto de culto entre los seguidores del metal progresivo y técnico.
Un salto hacia lo desconocido
Desde el inicio, Grin dejó claro que Coroner no tenía intención de repetirse. Con un enfoque más pausado y atmosférico, los riffs mecanizados de Tommy Vetterli adquirieron una cadencia hipnótica, alejándose de la velocidad vertiginosa del thrash clásico. La batería de Marky Edelmann se volvió más minimalista pero precisa, mientras que el bajo y la voz de Ron Broder adquirieron un tono más frío, casi clínico, reflejando una estética sonora que evocaba un futuro sombrío y deshumanizado.
Temas como "Internal Conflicts", "Serpent Moves" y "Grin (Nails Hurt)" desarrollaron estructuras cíclicas y repetitivas, acercándose al groove metal con una sensibilidad casi industrial. En contraste con los álbumes previos, donde la velocidad y la complejidad reinaban, aquí Coroner priorizó la atmósfera y la introspección, ofreciendo una experiencia auditiva opresiva y envolvente.
Distopía sonora y lírica
Las letras de Grin reflejan un mundo gobernado por el vacío existencial, la manipulación y la alienación. La voz de Broder, casi desapasionada, acentúa esta sensación de desesperanza, reforzando el carácter conceptual del álbum. En un contexto donde el metal experimentaba con nuevas fusiones (con el auge del groove y la entrada del metal industrial), Coroner canalizó estas influencias sin perder su identidad.
Una obra adelantada a su tiempo
A pesar de su brillantez, Grin fue un álbum incomprendido en su época. En 1993, el thrash clásico estaba en declive y la escena metalera se reconfiguraba con la irrupción del grunge y el auge de nuevas tendencias extremas. Coroner, al no encajar completamente en ninguna corriente, quedó en una zona gris. La recepción inicial fue tibia, y el grupo entró en un hiato poco después.
Sin embargo, con el tiempo, Grin ha sido reivindicado como una obra maestra adelantada a su época. Su influencia es evidente en bandas que adoptaron enfoques más experimentales dentro del metal, y su atmósfera distópica sigue resonando con una inquietante actualidad.
Hoy, al revisitar Grin, nos encontramos con un álbum que no solo desafió los límites del thrash, sino que construyó un universo sonoro propio: una distopía donde el metal es el vehículo para explorar los rincones más oscuros de la psique humana.
CORONER regresa a Chile con un show programado para el 28 de marzo de 2025 en Sala Metrónomo.
Las entradas ya están disponibles en Salametronomo.com con los siguientes valores:
Preventa: $30.000
General: $35.000
0 Comentarios