#Livereview - Tool en Chile: "así se siente cuando las piezas encajan"


Es difícil enfrentarse a escribir sobre una banda que esperé, y que probablemente esperamos muchos (incluido el presidente Boric) durante toda una vida, que ya nadie tenía verdaderas esperanzas de que sucediera alguna vez, y de pronto se aparecen con dos shows. Obviamente hablamos del mito, de la leyenda, de la herramienta, de Tool, y alerta de spoiler, se viene mucho texto de fanboy, porque lo vuelvo a repetir, jamás pensé que vería a Tool en vivo. Es por eso que cuando Lotus nos invitó al Movistar Arena, nos pusimos a repasar al pelado pi, que metió a Tool en las poblaciones a punta de séptimo vicio, a estudiar teoría musical, métricas complejas, cálculo avanzado, trigonometría, algebra lineal, la secuencia de Fibonacci y partimos al Parque O'Higgins, dispuestos a abrir el tercer ojo y disfrutar de una de las experiencias musicales más desafiantes que me ha tocado vivir.

Tras una larga fila de fanáticos impacientes por entrar a la arena (y probablemente asegurar merch de la banda) logramos llegar a una cancha llena de sillas dispuestas a recibir a todo el mundo, sin embargo estaba vacío, porque efectivamente, todos se quedaron dando vueltas al rededor del recinto. Para cuando eran las 19:55 partía el telonero junto a su banda, quien tiene una historia amistad y trabajo de larga data junto a Maynard James Keenan, vocalista de Tool, y nos referimos al gran Alain Johannes quien junto  a los hermanos Foncea se pararon en el escenario como un trío poderosísimo dispuestos a calentar el ambiente.

Sin mediar presentaciones y solo con un apagón de luces, la banda golpeó con Ava Tar, canción de la mítica banda de indie grunge(?) Eleven, para sin dar descanso volver a sorprender con This little Finger, también original de la banda de Los Ángeles en la cual él era el principal compositor. Alain Johannes Trío es una delicia para todos los que somos viudos del sonido de Seattle, con esa oscuridad, potencia, densidad y dolor que los caracteriza, ejecutado a la perfección por Alain quien llena el espacio con su voz rota y marchita, Cote Foncea (Lucybell) quien tiene un tacto y una potencia para darle a los tarros, y cerrando la triada con Felo Foncea (De Kiruza) en teclados que va creando capas y capas que dan origen a un sonido grueso (aguatonado como diría mi tío) que te remueve las fibras.

El show de Alain Johannes Trío  es poderoso y sólido, y se nota que no tienen nada que demostrar, si la trayectoria de Alain habla por si sola, y sobre el escenario reafirma el por qué está donde está y es un orgullo y hasta quizás un premio para nuestro país, que quiera quedarse acá. A ponerle oreja a su proyecto, porque de verdad que si no lo haz escuchado te estás perdiendo de mucho.


La ansiedad se sentía en el aire, y una marejada de gente comenzó a repletar el Movistar Arena, para vivir el show de los Californianos. Las expectativas era muy altas, no solo por la larga espera que fue el que llegara Tool a Chile, si no por el gran show que habían dado el domingo en Lollapalooza, y por los cambios de setlist que habían sido la tónica de toda su gira, por lo que estaban todos elucubrando que sería lo que nos traería la banda de especial, para este show en solitario y de larga duración. Cuando de pronto comienzan a retumbar sonidos de maquinaria, una guitarra, y Tool da su primer golpe con la canción de largas duración Fear Inoculum, la cual le da nombre a su último trabajo de estudio, y todo el mundo se para de su asiento, algunos sobre las mismas sillas, para poder ver más y más de la puesta en escena de la banda.

Tras poco más de 10 minutos de canción, Maynard grita Santiago tres veces esperando la respuesta del público, quienes entre gritos y un aplauso ensordecedor casi echan abajo el Movistar Arena, confirmando que era real, que Tool estaba en Chile y estábamos a punto de vivir el concierto de nuestras vidas, cuando sin aviso la banda arrancó con The Pot, canción que se sentía como una de las grandes ausentes de su último show, provocando que la energía de los asistentes se fuera a tope, con un público  que coreaba la intro dejando a Maynard sin voz de tan fuerte que retumbaba todo.

De ahí en más Tool comenzó un viaje en el cual estábamos todos rendidos, en donde no había que convencer a los ya convencidos, y a cada fraseo largo de guitarra, bajo o batería, se hacía resonar un aplauso gigantesco que ya  se lo quisiera cualquier comediante que "llenó" el Movistar. Y el público no respondía a otra cosa que no fuera una maestría absoluta demostrada por la banda, porque incluso en errores mínimos (como Danny en Jambi) o más grandes (como Maynard en Schism), solo era una mera muestra de que ellos también son humanos, ya que la maestría que manejan en sus instrumentos, el como navegan a través de patrones y figuras rítmicas intrincadas con riffs eternos, es algo simplemente increíble.

Más allá de adentrarme en detalle a cada canción del setlist, quiero comentar la experiencia general de lo que fue ver a Tool, ya que es como EJE, definitivamente hay que vivirlo. La atención al detalle de la banda es sublime, entre proyecciones de las pantallas gigantes (porque no había cámaras que mostraran a los artistas como es lo habitual en los conciertos del movistar) de ojos, nebulosas, videoclips, y diseños alusivos al viaje específico de cada canción (porque si, cada canción fue un viaje, una pequeña pieza parte de un todo) era algo que te introducía al espectáculo, sumado al show de luces y lasers que proyectaban figuras como la estrella de 7 puntas con distintos patrones y ordenes, así como las ondas y puntos proyectados en el techo de la arena, sumado a las canciones ejecutadas de manera precisa, era completamente inmersivo, que te dejaba atónito, que a momentos no sabías en donde focalizar tu atención, porque era todo ocurriendo al mismo tiempo, imágenes, luces y un sonido atronador... un banquete para todos los sentidos.


Entre tanto estímulo, picaban las manos por sacar el celular y grabar la experiencia, para después llegar a la casa a mostrárselo al tío, a la mamá, a la abuelita, al hermano, al perro y al gato, pero en todos los lugares de la arena habían letreros que explicitaban que no se podía grabar, y para Rosetta Stoned comenzaron a aparecer los primeros teléfonos en el aire, y no se hicieron esperar los lasers verdes apuntando directo a los equipos, para que guardaras el teléfono a modo de primera advertencia. Se agradece, un poco, la medida porque igual fue lindo disfrutar del show sin el ruido visual que causan los cientos de celulares en el aire intentando grabar videos que quedarán en tu galería, que nunca más verás y terminarás borrando por falta de espacio en la memoria.

Cada silencio que se daba entre tema y tema, era aprovechado por el público para aplaudir a rabiar, celebrando la venida de Tool a Chile (y comprobando si todo esto real o solo era un sueño cruel). A la llegada de Schism, Justin Chancelor martilla con su línea de bajo en una danza infinita, como en medio de un trance, surfeando aquellos ritmos intrincados con un riff eterno que cae dentro de un espiral sin marearse ni un poco y siempre metiéndole cadera para no perder el pulso. De pronto Maynard trastabilla, se pierde, no logra entrar a tiempo para su línea melódica y diciendo sorry la cagué, se detiene todo en medio de la canción. Justin  le da queuing, le entrega la llave, le muestra el camino para que pueda entrar y todo se resuelve en cosa de segundos, así de fácil se solucionan los problemas de comunicación (coooomunicaaaatioooooooon).


La banda cierra la primera parte de su espectáculo con Aenima, mientras Maynard grita que todos se ahoguen en L.A., el surfea sin problemas sobre los riffs de Adam Jones, junto a su guitarra con distorsión mediosa, puesta siempre donde debe estar, con notas abiertas y extendidas, o riffs rápidos e intrincados, lo que necesite la canción tu tan solo pídelo que Adam lo entregará, encontrará la forma, encontrará el modo, encontrará el efecto o encontrará el pedal, para entrar justo ahí en donde hace falta.

Al terminar, aparece un contador de 12 minutos en la pantalla de fondo para darse un break, para darnos un break de esta tormenta de emociones que ha sido, lavarse la cara y despabilar un poco del desopilante show de Tool, lavarse de esta larga espera, que hasta aquí no decepciona, que ha valido totalmente la pena. Cada día, cada mes, cada año, cada disco, todo eso armó el camino hasta acá, hasta ahora, hasta tool en el Movistar Arena, y diablos que será inolvidable para cada uno de los que asistimos. Se acaba la cuenta regresiva, y Danny Carey comienza un incipiente solo de batería con una cámara en el pecho haciendo un POV alucinante, para luego controlar el sintetizador modular que tiene a un costado de su kit de batería para comenzar a dar forma, a dar vida a Chocolate Chip Trip, acompañada de patrones muy complejos de batería, en donde mueve cada una de sus 4 extremidades en un patrón y métrica distintos, y si no lo hubiese visto, hasta diría que son 5. Luego le entregó la antorcha a Justin, para que diera inicio a una de las sorpresas del set, Flood.

Antes de dar paso al último tema de la noche, Maynard grita "Chiiiiileeeee" al más puro estilo de Emilia Dides, y el Movistar Arena comienza a moverse, comienza a crujir, comienza a rugir, entre gritos y aplausos que casi derrumban todo, dando las gracias al cuarteto por una de las noches más alucinantes, para terminar tocando Invincible, otra de las inesperadas de la jornada. Con un público emocionado y rendido a los pies de Tool esas dos horas y media de show se sintieron como minutos y si me preguntan creo que será y fue la última vez que veremos a la herramienta en nuestro país. Mucho se puede discutir de que setlist fue mejor, si el del Lollapalooza con The Grudge o Parabola, o el del Movistar con The Pot y Descending, pero es una discusión pueril mi gente, son problemas del primer mundo, porque cuándo soñamos con tener a Tool en nuestro país, y cuándo pensamos que tendríamos dos shows seguidos de la banda. Definitivamente se enmarca en uno de los mejores shows del año, en uno de los mejores shows que han pasado por el Movistar Arena, y por qué no aventurarse a decir que se alza como uno de los mejores shows que ha pasado por nuestro país. En efecto, las piezas encajan.


Setlist

Alain Johannes Trio

Ava Tar
This Little Finger
Nature Wants to Kill Me
Kaleidoscope
You're My Diamond
Luna a Sol
Reach Out
Hanging Tree

Tool

Fear Inoculum
The Pot
Jambi
Rosetta Stoned
Pneuma
Stinkfist
Descending
Schism
Aenema
Chocolate Chip Trip
Flood
Vicarious
Invincible

Fotografías por Diego "Tercer Ojo" Pino
Escrito por Ramiro "Enema" Jorquera

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